Actualizado 03/10/2018 10:52

5 claves para establecer límites a los adolescentes

Limites para adolescentes
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La adolescencia es una época controvertida. Cuando los hijos llegan a la adolescencia parece como si la estructura familiar cambiase y tanto los padres como los propios hijos adolescentes encuentran dificultades para relacionarse entre sí. Según un análisis realizado por Coaching Club, existen 5 temas recurrentes que consultan las familias y que tienen un denominador común: cómo establecer límites a los adolescentes.

Entre las familias que acuden a sesiones y terapias, una de las asignaturas pendientes que tiene cada familia con hijos menores y adolescentes es la de establecer unos límites coherentes y razonables al acceso a las nuevas tecnologías y al ocio en general. Tarea que para muchos padres supone un desgaste y un foco continuo de estrés, discusiones y enfrentamientos.

A parte de los límites, la crisis de autoridad familiar, el consumismo excesivo, las crisis de adolescencia y la democracia de la disciplina en la familia son los otros 5 temas recurrentes que consultan las familias con hijos adolescentes

Los limites: cómo establecerlos en la adolescencia

El principal tema abordado en las terapias de coaching familiar es la definición de los limites como algo no negativo sino como las reglas que ordenan racionalmente el consumo de la amplia oferta tecnológica, de contenidos y de ocio.

"Los límites están muy lejos de comportar, exclusivamente, la sanción y la limitación. Suponen esencialmente guiar, proteger, prevenir o aconsejar", explica Verónica Rodríguez Orellana, terapéuta de Coaching Club.

La crisis de autoridad en la familia

El carácter autoritario de los padres, tan tradicional y consustancial a la familia española durante siglos, ha venido siendo sustituido por modelos más flexibles en la actualidad.

"El cabeza de familia que impone unas severas e inquebrantables normas de comportamiento y que determina quien obtiene el premio o el castigo, no solo está en crisis, sino está desapareciendo. Era un estilo de educación que promovía escasamente la participación y la cooperación, transmitiendo un tipo de liderazgo opresor que eliminaba la creatividad individual y de grupo", explica la terapeuta Verónica Rodríguez Orellana.

Con este cambio de mentalidad en materia educativa dentro de la familia, los padres no han encontrado una fórmula infalible para que los hijos tomen el protagonismo que las nuevas formas les demandan y que cumplan con unas mínimas normas de comportamiento y de responsabilidad sin tener que recurrir a la imposición o a la sanción.

"Este hecho produce un cierto desconcierto en los hijos debido a que tienen la sensación de que se les escapa el control de la situación y no encuentran el modo de retomarla", concluye.

El peor enemigo de los límites es el consumismo

El enemigo más poderoso a la hora de establecer límites y normas de comportamiento es el consumismo. Son muchos los padres que silencian o atenúan las demandas y excesos de los hijos con regalos y obsequios.

"A este efecto se le denomina el mercantilismo en la crianza: padres que inician la tarea diaria de la disciplina con frases tales como la de "si recoges la habitación, te compro un juego", "si te portas bien en el colegio, te llevo al cine", "si apruebas todo, te compro la play", explica Verónica Rodríguez Orellana.

Mediante este recurso artificial de ponerle precio a toda obligación, se cae en una dinámica de negociación permanente en la que el niño se hace fuerte y no realizará nada por convencimiento, sino por la compensación que reciba.

Marcar limites razonados en la adolescencia

El incremento del consumo de drogas, el recurso indiscriminado al alcohol como procedimiento de ocio, el ejercicio de la violencia en sus diferentes formas, que van desde la agresividad en las calles hasta el bullying en las escuelas, revelan que existen razones sobradas para preocuparse por los comportamientos de los adolescentes fuera del ámbito familiar.

"Los padres tienen hoy en día la obligación y el compromiso moral de esforzarse para recuperar parte de la autoridad que tenían las generaciones anteriores, pero con la racionalidad, el análisis y el diálogo necesarios para no traspasar la frontera del autoritarismo y para no entrometerse en el destino personal y en la libertad de elección de los hijos", afirma la directora de Coaching Club.

Hacia un manejo más democrático de la disciplina en el hogar.

Las crisis de los modelos que han persistido de generación en generación son buenas y sanas siempre que se tenga la fortaleza de encararlas y la inteligencia para resolverlas. Son buenas porque nos conducen a analizar lo que ya no funciona y son sanas porque las resoluciones incruentas de conflictos enriquecen las relaciones familiares.

"Un manejo más democrático y diplomático de la disciplina familiar no implica una ausencia, ni siquiera una disminución, de las normas que regulan la convivencia. Se trata de llegar al convencimiento en su aplicación y no a la mala, por inoperante, praxis de la imposición", explica Verónica Rodríguez Orellana.

Si las responsabilidades y las normas son discutidas y se hace a niños y adolescentes partícipes en su enunciación y establecimiento, ellos van a sentirse corresponsables e importantes, por lo que su aplicación resultará más sencilla.

Verónica Rodríguez Orellana, terapéuta de Coaching Club.

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