Actualizado 18/01/2016 12:56

Los adolescentes y el uso de su libertad

Los adolescentes y el uso de la libertad
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La moral que los padres inculcan a sus hijos desde su infancia, en algún caso, puede no haber sido bien asimilada por el adolescente y podrá ver como cadenas lo que son ayudas para los adolescentes y el uso de su libertad. La libertad de ser responsable es precisamente lo que nos hace felices.

Por esta razón, es posible que tanto los padres como los hijos adolescentes se encuentren en un momento donde se hace más imprescindible el diálogo para explicar bien estos conceptos, despejar sus posibles dudas y destacar siempre los aspectos positivos, ya que, una moral bien entendida nos permite ser mejores personas y respetar a los demás. Es el momento de afianzar los pilares que le sostendrán en un futuro frente a las vicisitudes que deba lidiar.

Fiestas y reuniones de adolescentes

El problema surge cuando el adolescente hace un mal uso de su libertad. Por ejemplo, le dejáis ir a una fiesta y vuelve con una dosis de alcohol considerable -o de otras sustancias- en el cuerpo, que le hacen perder parte del uso de razón.

En ese caso, es lógico que los padres alberguen un temor a dejarle salir de nuevo. Pero, como la reclusión no se puede mantener por mucho tiempo, lo razonable es hablar con vuestro hijo, cuando esté recuperado, y hacerle ver que debe aprender a gestionar mejor su libertad: a conocer cómo evitar situaciones que ponen en peligro su salud física, psíquica o moral, así como reflexionar sobre por qué ha bebido; suelen hacerlo porque al sentirse inseguros se dan cuenta que bebiendo son capaces de comportarse de una manera más abierta. Es frecuente que el joven se equivoque, aún de buena fe, porque le falta la experiencia de la vida y no sabe evitar situaciones límite, o no tiene una personalidad suficientemente fuerte como para saber decir que no.

Brote del impulso sexual en los adolescentes

Por otro lado, surge otro cambio importante, es la época en la que brota en el adolescente el impulso sexual con una fuerza desconocida hasta ahora. En este campo, por diversas razones como puede ser abusar del alcohol, por el contexto, por la provocación de otra persona, por probar una nueva experiencia, por no quedar como el pardillo del grupo, etc., puede actuar de una manera inadecuada, bien sea haciendo un mal uso de las nuevas tecnologías, en la pandilla o teniendo sus primeras relaciones sexuales.

Muchos adolescentes no han recibido la suficiente formación como para aprender a vivir una amistad noble o un amor juvenil limpio. Otras veces, sí tienen la formación adecuada, pero se han puesto en una situación de peligro de la que resulta difícil salir. En algún caso, la fuerza de la pasión ciega la inteligencia y se actúa de manera instintiva. En otros, haber cogido "el punto" es lo que les permite ir más allá en sus actuaciones, de lo que harían en una situación normal. 

Por todas estas cuestiones, los padres deben ayudar estableciendo normas y horarios, que deberán cumplir los adolescentes, aunque no los entiendan. Hay sitios y horas en las que la única solución acertada es no estar, pues los adolescentes no pueden comportarse constantemente como "héroes" pues, aunque aparente una gran firmeza, en realidad es una edad en la que lo normal es sentirse inseguro.

José Manuel Mañú. Profesor, escritor y coach en Educación