Actualizado 14/05/2014 13:18

Cómo llevar un embarazo sano

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¿Qué puedo comer y qué no? ¿Por qué tantas vitaminas? ¿Tengo que alimentarme por dos? Durante estos nueve meses, tendrás que nutrirte adecuadamente para contar con las reservas necesarias para que tu cuerpo facilite el desarrollo óptimo de la pequeña criatura que empieza a crecer dentro de ti.

Ahora más que nunca, te conviertes en la única fuente de nutrición para tu bebé. Por lo tanto, tu alimentación tiene que ser rica en vitaminas y minerales, sobre todo hierro y calcio, proteínas e hidratos de carbono. La aportación de nutrientes y su metabolismo tiene una importancia vital durante la gestación y también en la lactancia, ya que puede condicionar la salud y el desarrollo de tu bebé.

Los alimentos más ricos en proteínas completas son la carne, el pescado, las aves, los huevos y los productos lácteos. Los hidratos de carbono como la avena, el arroz integral, el almidón, son necesarios durante esta etapa ya que llevan fibra, vitaminas y minerales.

Hierro y calcio

Uno de los periodos de la vida en los que resulta necesaria una dieta rica en calcio es, precisamente durante el embarazo y la lactancia. Por tanto, es importante que ingieras una doble cantidad de este mineral porque los cartílagos de tu bebé comienzan a formarse hasta convertirse posteriormente en huesos. Pese a que muchas relacionamos el calcio con la leche, se encuentra también en otros alimentos como las verduras de hoja verde, pescados, frutos secos, etc.

También tienes que tener en cuenta, que tu hijo va chupando tus reservas de hierro y la deficiencia de éste puede causar anemia, por lo que es interesante tomar un suplemento.

La vitamina BA, conocida como ácido fólico, desde el comienzo del embarazo, favorece un correcto desarrollo del sistema nervioso central del bebé. Por este motivo, es muy importante que tengas buenos niveles de ácido fólico sobre todo en el momento de quedarte embarazada.

Diabetes gestacional

Algunas mujeres padecen diabetes gestacional cuando nunca han sido diagnosticadas con esta enfermedad y esto se debe a que el nivel de glucosa se eleva. Los síntomas desaparecen después del parto. Pero para controlar la diabetes, tendrás que repartir los hidratos de carbono a lo largo del día, reducir la ingestión de grasas y controlar tu nivel de colesterol.

Las complicaciones de esta enfermedad suelen ser controlables y evitables y la clave para prevenirlas, es el control cuidadoso de los niveles de azúcar, tan pronto como se haga el diagnóstico.

Para pensar...

-Intenta beber entre uno y dos litros de agua cada día en forma de infusión o zumos ya que en este periodo necesitas más líquidos.

-No tienes que comer por dos, debes nutrirte bien por tu salud y la del bebé. Por lo tanto, no te atiborres. Lo ideal sería que engordaras de 11 a 13 kilos.

-Mejor comer poco y a menudo: haz cinco comidas al día, en lugar de dos muy abundantes. Mastica bien los alimentos y como siempre sentada, sin prisas.

-Todas las sustancias estimulantes como el café, el chocolate y los refrescos de cola deben tomarse con mesura.

-Rehuye a llevar una vida demasiado sedentaria. Es importante que combines los buenos hábitos alimenticios con una serie de ejercicios indicados para el embarazo, sin esfuerzos innecesarios.