El TDAH incrementa la posibilidad de ser padre adolescente
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Traer un niño a este mundo es una de las experiencias más bonitas que se puede hacer. Sin embargo, hay que saber elegir el momento para hacerlo. Esperar a adquirir la madureza necesaria y a asegurar una buena economía son dos aspectos necesarios en aquellos que quieran lanzarse a la aventura de la paternidad. Puntos que no cumplen los adolescentes.

Ser padre en esta etapa de la vida es un gran riesgo ya que no se ha madurado lo suficiente para afrontar del cuidado de un niño. ¿Qué lleva a un adolescente a esta situación? Un nuevo estudio del Hospital Universitario Aarhus en Dinamarca señala que la hiperactividad y otros trastornos de atención pueden llevar a los jóvenes a tener un hijo antes de tiempo.

Conductas de riesgo

Los investigadores analizaron los datos de 2.698.052 personas nacidas entre 1960 y 2001. Todos sus expedientes de salud fueron revisados con la intención de detectar algún trastorno de atención, también se revisó si habían tenido un hijo en los siguientes tramos de edad: 12-16, 17-19, 20-24, 25-29, 30-34, 35-39 y más de 40.

Tras analizar y cruzar estos datos, los investigadores encontraron que los adolescentes que presentaban TDAH tuvieron el doble de posibilidades de ser padres durante la adolescencia. Aquellas personas con este tipo de trastornos presentaban una mayor probabilidad de tener su primer hijo en los siguientes tramos de edad: 12-16 y 17-19 y llegar a la edad de 25 con varios vástagos en la familia.

Una situación que según los investigadores desvelan es peligrosa por un doble motivo. Por un lado los riesgos presentes en todo padre adolescente que no posee la madurez necesaria para la crianza de un hijo, por otro los problemas de concentración de los individuos con TDAH: "Ha sido demostrado que convertirse en un padre adolescente, independientemente de su estado de salud mental, es peligroso para los padres y los niños. También es bien sabido que la crianza de los hijos a menudo es difícil para las personas con TDAH", explica el doctor Soren Dinesen Ostergaard, autor principal de esta investigación.

Importancia de la educación

Ante esta situación, los investigadores recomiendan por apostar por una buena educación en los jóvenes. Un proceso en donde los padres deben hacer entender a sus hijos de los riesgos que tienen las relaciones antes de tiempo. Muchos adolescentes creen que no existe ningún peligro a la hora de realizar estas prácticas a sus edades.

Ante esta falsa sensación de que no hay riesgo, los padres deben asegurarse hablar con los adolescentes del peligro que puede entrañar en ellos esta práctica. Hay que hacerles saber en primer lugar que sus cuerpos aún no están desarrollados para esas actividades y que deben alcanzar en primer lugar la madurez psicológica y física necesaria para poder practicarlas.

En segundo lugar los padres deben hacer entender a los adolescentes la seriedad que tienen estas prácticas. A menudo estas son vistas como un método con el que simplemente pasarlo bien, pero esto no es así. Estas prácticas pueden dar lugar a situaciones tan serias como un embarazo no deseado o la contracción de enfermedades de transmisión sexual. Los hijos deben entender que el sexo no es algo que deben tomarse a la ligera por mucho que exista la presión social de que deben practicarlo.

Hay que dejar claro que deben esperar hasta sentirse preparados y comprender todos los riesgos a los que se enfrentan si lo hacen antes de tiempo. Para tener esta charla hay que superar la vergüenza que en muchas ocasiones los padres tienen en este tema ya que es mejor hablar con los hijos sobre sexo que dejar que ellos inconscientemente descubran este mundo.

A la hora de tener esta conversación no se debe personalizar en la figura del hijo para evitar que este se lo tome como un ataque personal. Hay que explicarle que estos riesgos son comunes a toda persona y que no se está insinuando que se vayan a dar porque el adolescente sea menos inteligente. Al mismo tiempo hay que dejarle participar para que pueda hacernos saber sus dudas y que estas queden resueltas.

Damián Montero

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