Actualizado 07/08/2020 12:52

Aceptar la derrota: el valor de la deportividad

Cómo enseñar a los niños a aprender de la derrota
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Cuánto alegra ganar pero qué amarga es la derrota. Sin embargo perder forma parte de la vida y no se deben ver estas ocasiones como un fracaso, sino como un momento en el que reinventarse, aprender de los errores y hacerlo mejor. Pero muchos niños no entienden estas situaciones y siempre buscan excusas para justificarse o se enfadan porque han perdido.

Hay que enseñar a aceptar la derrota. Saber que no siempre se puede ganar y que lejos de enfadarse con la persona que nos ha superado, hay que felicitarlo y aprender de él para saber cómo hacerlo mejor la próxima vez. En definitiva, enseñar deportividad a los más pequeños para que empleen este valor en su día a día a lo largo de su vida.

Oportunidad para crecer

Tenemos que enseñar a los niños a no ver la derrota como algo malo. De todo siempre se puede sacar algo bueno e incluso de aquellas ocasiones en las que se queda por detrás de alguien en una competición. ¿Qué puede enseñar esas situaciones? A recomponerse, a aprender y a saber cómo seguir creciendo para que la próxima vez se obtenga la victoria. Al mismo tiempo, aprenden a aceptarse a sí mismos como son, con sus limitaciones.

Y, sobre todo, a no valorar a las personas por los resultados sino por el esfuerzo puesto en conseguirlos.

No hay que dejar que la confianza y la autoestima de los niños queden minadas por la derrota. Se debe apostar por un discurso positivo que les enseñe a los más pequeños que habrá una nueva oportunidad en la que podrán dar lo mejor de sí. Además los más pequeños también aprenderán respeto con estas situaciones, saber felicitar al ganador siempre es mejor que buscar sus defectos u otros factores que expliquen por qué se ha perdido.

Buscar excusas para justificar la derrota solo contribuirá a que el niño cree una realidad en donde no es él quien debe mejorar sino que debe ser el entorno que lo rodea el que debe ser más justo. Algo que dificultará en gran medida la posibilidad de que este niño mejore en ocasiones como por ejemplo el suspenso de un examen en donde la culpa será de un profesor y no de él que no estudió lo suficiente.

Cómo aceptar la derrota

Aceptar la derrota puede ser más fácil de lo que parece. Antes de cualquier competición los niños deben entenderlo siguiente:

1. No es el fin del mundo. Perder no es tan grave como a priori parece. Los niños deben saber que no pasa nada por caer derrotados, en un deporte o en juego, siempre hay otra oportunidad en la que demostrar más valores.

2. Aceptar las críticas. Es posible que tras la derrota se escuchen algunas críticas. Lejos de enfadarse con las personas que las lanzan, los niños deben aprender a encajar estas críticas y tomárselas como una oportunidad para crecer.

3. Reflexionar. Siempre después de la derrota, y también tras las victorias, hay que recapacitar sobre aquello que se hizo mal y cómo se puede mejorar.

4. Lo importante es divertirse. En ocasiones la obsesión por la victoria hace que los competidores olviden por qué están ahí. La diversión debe ser el objetivo, no ningún trofeo.

5. Alejar los malos pensamientos. La derrota no debe hundir al niño. A pesar de que haya mucho por mejorar no es ningún fracaso perder en una competición.

6. Alegrarse por los demás. Nuestra derrota es la victoria del prójimo y debemos fomentar en los niños que desarrollen la empatía necesaria para alegrarse por el bien ajeno incluso cuando no supone un bien propio.

Damián Montero

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