La lectura es un medio para que los niños descubran nuevo vocabulario, aprendan a expresar sus emociones más fácilmente o a entender conceptos morales como el bien y el mal. Todos estos beneficios de la lectura a través de los cuentos infantiles hacen que sea imprescindible que esta actividad se convierta en un hábito desde que los niños son pequeños, una meta en la que los padres tendrán un papel fundamental.
Seguramente, muchos padres tienen hoy adquirido el hábito de la lectura porque de pequeños su padre o su madre compartieron la experiencia de leer con ellos y consiguieron que la lectura fuese un momento atractivo del día. Por eso, es importante que ahora los padres, al igual que hicieron con ellos, dediquen un rato del día a leer con sus hijos e introducirles en el mundo de la lectura.
Fomentar la lectura desde pequeños
El interés por la lectura se debe convertir en un hábito, para ello, es necesario inculcar al niño la costumbre de leer, y si es posible, hacerlo de manera constante, siempre a la misma hora y como parte de su día a día, convirtiéndose en una tarea más a la que debe dedicarle un rato.
El hábito de la lectura es posible introducirlo en la vida de los niños, incluso en los de más corta edad. Actualmente, existen libros para todas las edades que permitirán a los padres despertar en sus hijos, poco, el gusto por la lectura. Aunque los niños entre uno y tres años aún no son capaces de seguir el hilo de una historia, los estímulos visuales como los dibujos, los colores o el simple hecho de pasar las páginas o señalar esto o aquello que les ha llamado la atención, son reclamo suficiente para centrar su interés durante unos minutos e introducir de paso nuevas palabras en su vocabulario.
Más adelante, a partir de los cuatro años, los niños son capaces de centrar su atención durante más tiempo y a entender, poco a poco, el argumento de una breve y sencilla historia. En poco tiempo comenzarán a leer en la escuela, por eso, es importante que antes sean capaces de reconocer ciertas letras o dar sentido a las historias que escuchan, ésta será una forma sencilla de facilitarle en un futuro inmediato la comprensión y expresión que más tarde desarrollarán en la escuela. Además, convertir este hábito en un placer para el niño será fundamental para que en el momento en que comience a leer en clase, lo haga con interés, olvidándose de que es una fase más en su aprendizaje.
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1. Un rato entre padre e hijo. Leer puede convertirse en una buena excusa para pasar un buen rato con tu hijo. Transmitirle el interés por leer va a depender del tiempo que fomentéis juntos la lectura, puede ser una acertada manera de divertirse y además una excelente manera de que aprenda cosas nuevas y de qué tú, a través de un libro, se las enseñes. A veces es complicado transmitirle ciertos valores o explicarle tal concepto y la lectura será la manera más amena y sencilla para conseguirlo, un momento en el que las obligaciones de ambos quedarán en un segundo plano.
2. Una herramienta para gestionar sus emociones. A través de los personajes, los niños pueden descubrir las diferentes maneras que existen para resolver una situación. La manera en que los personajes se enfrentan a los problemas le servirá de ejemplo para resolver sus propios problemas. Además, los protagonistas de los cuentos son por lo general ejemplos de conducta que guiarán al niño correctamente a la hora de solucionar una situación.
También será una buena manera de comenzar a empatizar con los demás, quizá sea la primera vez que se ponga en el lugar del otro, descubriendo que aquello que él piensa o siente también les sucede al resto, y que existe una forma de enfrentarse a sentimientos como el miedo, la envidia o la tristeza.
3. Una sencilla forma de explicar al niño conceptos morales. El concepto del bien y el mal suele ser el argumento principal de cualquier cuento. A veces, para un padre es complicado explicarle estos conceptos al niño o hacerlo de una manera que el niño lo entienda, y lo que es más importante, recuerde más adelante, y sea capaz de aplícalo en situaciones futuras. Por eso, el papel de buenos y malos que desempeñan los protagonistas de los cuentos, con los que los niños se sienten identificados normalmente, serán la clave para que ellos entiendan la diferencia entre lo que está mal y bien, asociando además los prototipos del héroe al bien y el villano al mal.
4. Un vehículo de valores. La fortaleza, la generosidad, la paciencia, son algunos de los valores que se pueden transmitir en un cuento. La presencia de moralejas en los cuentos ayudan al niño a aprender normalmente un valor que quizá ya conocía pero que no se lo habían mostrado a través de un ejemplo o la conducta de un personaje con el que él se identifica, así, los cuentos se transforman en la plataforma más eficaz para el aprendizaje de los valores que el niño puede incorporar en su día a día.
5. Una forma de estimular la imaginación. Un cuento es una ventana a la imaginación, una oportunidad para que el niño cree a partir de lo que escucha y lo que lee. Un cuento le da a un niño la oportunidad de empezar de cero e inventar los escenarios, la fisonomía de los personajes e incluso a pensar como hubiera sido un final alternativo más su gusto. Éste será un buen ejercicio para estimular su imaginación y fomentar su creatividad.
6. Desarrollo de la atención y la memoria. El momento que el niño está dedicando a la lectura, tanto si es durante un periodo corto o largo de tiempo, intenta focalizar su atención a lo que escucha y a lo que lee, siempre y cuando la historia haya conseguido atraerle. En ese caso, el niño querrá saber cómo continúa la historia, qué ocurre con los personajes y cuál será el final. Además, la lectura continuada, un día tras otro, de una historia, hará que el niño intente recordar cada día el punto en el que se quedó la historia el día anterior, ayudando a desarrollar así su memoria.
Patricia Núñez de Arenas
