Juguetes para aprender jugando
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El juego es fundamental para el desarrollo cognitivo de los niños y es la mejor manera de relacionarse con su entorno. Jugando no sólo se divierten, sino que además los últimos estudios indican que los niños que más juegan son aquellos que luego logran aprender más y mejor cuando se les introduce en el sistema educativo reglado.

El juego guiado y el aprendizaje infantil

Es fácil conseguir que los niños aprendan jugando cuando el juego es guiado. Este tipo de juego permite al adulto dirigir la dinámica hacia los conceptos que se quieran enseñar. En otras ocasiones, es mejor que el niño se sienta libre para desarrollar su juego sin tener en cuenta pautas externas.

El juego ayuda a los niños a adquirir muchas destrezas que les pueden servir cuando comiencen la educación obligatoria, como a prestar atención, a ser constantes y a controlar sus emociones.

Los neurocientíficos ya saben que un niño menor de siete u ocho años está más capacitado para aprender con exploración que para una explicación didáctica. Por lo tanto, permitiéndoles jugar y explorar su entorno estamos ayudando más a que aprendan que obligándoles a escuchar sentados una lección.

Las ventajas del juego para los niños

Los juegos tienen muchas ventajas, como que motivan a los niños a seguir explorando o que permiten que el pequeño "pierda" sin que tenga grandes consecuencias en su vida. A través de las actividades lúdicas un niño puede comprender roles que luego usará en la vida real, como cuando juega a las tiendas o a las profesiones.

Hay muchos juguetes que pueden ayudar a los niños a aprender:

1. Las construcciones. Facilitan la movilidad gruesa, el equilibrio y mejoran la visión espacial de los alumnos. En una guardería, la utilización de construcciones tiene cientos de aplicaciones didácticas, desde el aprendizaje de los colores, a las matemáticas e incluso el juego simbólico.

2. Los muñecos. Con ellos, los niños pueden aprender las partes del cuerpo humano y pueden interpretar escenas que hayan sucedido con sus padres o que les son cotidianas.

3. Obstáculos. Las carreras de obstáculos sencillos permiten a los niños aprender a moverse, a esperar su turno, desarrollar su visión espacial y mejorar su psicomotricidad al tener que esquivar los elementos que constituyan el circuito.

En esta actividad se pueden usar aros, picas, ladrillos de plástico o cuerdas que retarán a los pequeños a que los sorteen, bien en competición con el resto de alumnos o luchando por hacerlo en el menor tiempo posible. Además mientras se colocan los obstáculos se pueden repasar los colores y los nombres de cada uno de los elementos.

4. Puzles. Son otro de los clásicos de los juegos didácticos. Con ellos los niños aprenden motricidad fina y mejoran su atención, mientras que ejercitan la paciencia. Pueden montarlos de manera cooperativa, con lo que aprenderían a trabajar en equipo y además tienen que fijarse en los detalles para casar las piezas contiguas.

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