Actualizado 27/09/2023 12:17

Cómo responder al buen comportamiento de los más pequeños

Los buenos comportamientos merecen buena respuesta por los padres.
Los buenos comportamientos merecen buena respuesta por los padres. - ISTOCK

La respuesta de los padres al comportamiento de sus hijos tiene importantes consecuencias en la educación de los mismos. Una mala actitud suele llevar aparejada un castigo, una reprimenda a esta alteración de la normalidad. Pero, ¿qué hay que hacer cuando los niños tienen éxito en sus objetivos? ¿Y cuando demuestran una conducta ejemplar?

Los refuerzos positivos también deben estar presentes en la educación de los más pequeños y para ello el Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos ofrece una serie de consejos con los que poder premiar en la justa medida. Medidas con las que responder ante el buen comportamiento pero sin dejar de recordar a los más pequeños que esta es una obligación que deben asumir y un medio a través del que obtener premios.

Atención positiva

Una de las mejores formas de hacer entender a los niños cuál comportamiento es el ejemplar es la actitud que demuestren sus padres. En estos casos hay que separar entre atención negativa y positiva. La primera pasa por no responder ante estímulos como rabietas o actitudes que busquen que todos giren los ojos hacia ellos.

En el caso de la atención positiva, se responde ante una buena actitud. Por ejemplo, si los hijos han obtenido buenas notas, se puede aprovechar la hora de la cena para destacar este hecho y hacer ver a los pequeños que estos comportamientos son los que se buscan en ellos. De esta forma se incrementan las posibilidades de que los niños busquen repetir esta actuación.

Aunque hay que tener cuidado con el nivel de atención positiva. No hay que excederse en los elogios ya que de esta forma los niños no se portarán bien por otro motivo que no sea el recibimiento de estas recompensas. Poco a poco los hijos deberán entender que las buenas conductas sirven para algo más que conseguir un premio, por ejemplo estudiar para un examen repercutirá a largo plazo en un buen futuro académico.

La atención positiva debe servir como motivación en los momentos de mayor apatía. Un ejemplo es un hijo adolescente que debe cancelar un plan con sus amigos para quedarse a cargo de sus hermanos pequeños. Los padres deberán valorar esta conducta de forma positiva para hacer ver que esta decisión de dejar de lado la diversión por la obligación no ha sido obviada.

Tipos de elogios

En la mayoría de las ocasiones, la atención positiva se traducirá en elogios. Ahora bien, ¿qué tipos de elogios existen? Por un lado se encuentran los específicos y por el otro los que son más vagos. Los primeros de ellos se centran en actitudes concretas y suelen utilizarse en situaciones en las que el niño ha invertido un gran esfuerzo, volviendo al ejemplo de las notas escolares, si hay una asignatura que se presente como muy difícil para el estudiante y tras mucho ímpetu, éste consigue grandes notas, los padres pueden destacar este hecho en concreto.

Los que no entran dentro de la categoría de específicos son los que elogian conductas más comunes, como por ejemplo destacar la ayuda del niño al recoger la mesa. También pueden ser gestuales y no incluir palabras, como por ejemplo un abrazo o un "choca esos cinco". Aquí el objetivo no es aplaudir un comportamiento concreto, sino mostrar a los hijos el cariño que se tiene por ellos.

Damián Montero

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