Actualizado 22/06/2022 10:21

Ortorexia, cuando comer sano se convierte en una obsesión

Comer sano es algo recomendable pero que no debe obsesionar
Comer sano es algo recomendable pero que no debe obsesionar - ISTOCK

¿Qué duda cabe de que la alimentación es un asunto muy importante en la vida de toda persona? Cuidar lo que se sirve en la mesa es imprescindible para todos los miembros de la casa. Sin embargo, como en todo aspecto de la vida, hay que saber mantener un equilibrio. Comer sano nunca debe convertirse en una obsesión ya que como todo exceso es malo.

Y la comida sana no es una excepción. A esta situación se la conoce como ortorexia nerviosa y se refiere a la una obsesión con el consumo de alimentos saludables. Algo que irónicamente lejos de ayudar a las personas, termina por reportarle efectos negativos y que en realidad responde a una necesidad de verse bien frente al espejo, especialmente en los adolescentes.

Dieta sin consulta

Habitualmente los pacientes de ortorexia no siguen ninguna pauta recomendada por un profesional para confeccionar por menú. Lo recomendable es acudir al nutricionista para que recomiende una dieta personalizada y equilibrada, que se adapte a las condiciones del individuo. Lo que vale para una persona, no suele ser recomendable para el resto. Una máxima que no siguen estas personas.

Las personas ortorexicas recurren a los alimentos que desde fuera califican como saludables. En este sentido, la expansión de internet ha tenido mucho que ver. Navegar por la red supone enfrentarse a mucho contenido que terminan por confundir a la persona, especialmente a los adolescentes, que se ven presionados socialmente a lucir un buen aspecto.

La ortorexia habitualmente empieza como un intento de comer más saludable, pero con el paso del tiempo el individuo se fija más en la calidad y la pureza del producto. Estas personas se vuelven más y más obsesivas por lo que consumen y las medidas, y cómo hacer frente a los deslices. En este punto su autoestima se vuelve dependiente de la pureza de su dieta y con frecuencia se siente superior a otros, especialmente en lo que respecta a la ingesta de alimentos.

Síntomas de ortorexia

Las personas con ortorexia se preocupan en todo momento por los alimentos que consumen. Casi todas horas del día su único pensamiento es la investigación, planificación y preparación de las comidas. Uno de los síntomas más claros es el seguimiento de reglas estrictas a la hora de comer, como por ejemplo eliminar por completo ciertos productos como el azúcar refinado o aceite hidrogenado. Si se alejan de normas auto-impuestas, aparecerá un sentimiento de culpa.

Al contrario que en otros trastornos alimentarios, las personas con ortorexia son muy abiertas acerca de sus reglas de alimentación. Comparten con el resto estas normas y no se tienen miedo de decirlo a los demás. En ese sentido otro de los síntomas es el desprecio a los demás que no siguen estas consejos "saludables". Esta mentalidad termina por aislarlos socialmente y la pérdida de los amigos. Una situación que empeora su situación ya que el rechazo termina por incrementar la dureza de su plan en la búsqueda de un mejor aspecto.

Diagnóstico y tratamiento

La ortorexia es un tratamiento difícil de tratar. La línea que separa la búsqueda de una mejor dieta de la obsesión por lo que se come es muy delgada. Estas son algunas preguntas que pueden hacerse los padres para saber si sus hijos están atravesando por esta situación:

- ¿Se preocupa más por la virtud de lo que come que el placer por hacerlo?

- ¿Pasa más de tres horas al día pensando en comida saludable?

- ¿Se siente superior respecto a otras personas que no comen como según sus reglas?

- ¿La calidad de vida disminuye a medida de la calidad de su dieta ha aumentado?

- ¿Se siente culpable si salta su régimen?

En este sentido, el mejor tratamiento es acudir en primer lugar a un psicólogo para que averigüe qué motiva a esta obsesión por las normas alimenticias en los jóvenes y solucionar este problema. Una vez tratado este punto, debe ser un nutricionista el que plantee un menú equilibrado y que tenga en cuenta las características del adolescente.

Hacerlo al contrario puede ser peligroso ya que sin solucionar el problema que motiva la obsesión, hará que la introducción de nuevas normas, las del nutricionista, estrese más al joven. Más reglas suponen más preocupación por seguirlas al pie de la letra y por tanto, un agravante de la situación.

Damián Montero

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