Salir a comer con niños
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Salir a comer con niños pequeños a un restaurante siempre es un quebradero de cabeza para los padres, especialmente para los primerizos y con niños muy pequeños. Siempre nos preguntamos cómo reaccionarán los niños, qué pueden comer y si se sentirán cómodos o querrán levantarse enseguida de la mesa.

Un inconveniente añadido puede ser acudir también con un bebé en su carrito, o que nuestro hijo sea alérgico a algún alimento como el gluten, pero para todo hay solución.

Trucos de éxito para comer con niños en un restaurante

Para poder salir a comer con niños y no morir en el intento, es preciso tomárselo con algo más de calma, es decir, no precipitarse y acudir a cualquier lugar, sino al establecimiento o restaurante que más se adapte a nuestras condiciones. En este sentido, obtener información previa sobre el lugar es muy recomendable. Si el restaurante está muy lejos y los niños ya llegan cansados, comenzarán con poco ánimo de ser pacientes. Tened en cuenta ubicación y forma de llegar al sitio.

1.   Echar un vistazo a la web del restaurante suele dar bastantes pistas sobre si el lugar es family-friendly o lo contrario. Si os quedan dudas, como es probable que ocurra, después de ver la web, no dudéis en llamar por teléfono y preguntar. La mayoría de los restaurantes y cafeterías están encantados de responder a sus clientes.

2.   Si vais con bebés, intentad que el comedor no esté en un piso superior poco accesible. Las escaleras de un restaurante suelen estar muy concurridas con clientes y camareros y, aunque podáis subir el carrito, no será fácil si hay mucho tráfico de personas.

3.   Si lleváis un carrito de bebé, es muy recomendable que las mesas estén a una distancia razonable. Hay lugares agradables que dejan de serlo si hay un carrito obstaculizando el paso. Los padres suelen sentirse más incómodos con esto que el resto de los clientes. Será en vuestro propio beneficio.

4.   Conoce con anticipación cuáles son los servicios básicos del restaurante para familias con bebés, si vais con un niño pequeño: preguntad si tienen problemas en calentaros potitos o biberones y si tienen cambiador en el baño y tronas  para que el bebé coma más cómodo. A los más pequeños les encanta ver a los mayores a su misma altura. Si tienen que comer encima de mamá o papá y después sentarse en su sillita viendo solo los pies de la mesa, es probable que no disfruten demasiado de la comida, a menos que se queden dormidos.

5.   Preguntad si disponen de algún entretenimiento para niños más mayores: pinturas para pintar mientras esperan a ser atendidos y zona de juego, por ejemplo. Algunos restaurantes cuentan incluso con monitores para que los niños jueguen durante la sobremesa de los adultos. Si os parece una buena opción, preguntad fechas y horarios. No todos los establecimientos cuentan con este servicio fuera del fin de semana.

6.   Un gran aliado: el menú infantil. Aseguraos de si lo tienen o no y, en caso contrario, si podéis, echad un vistazo a la carta para confirmar que vuestro hijo se sentirá cómodo con las opciones.

7.   No os saltéis rutinas por estar en un restaurante: animad a los niños a lavarse las manos antes de comer y, ya que pueden, a elegir su propia comida. Por otro lado, conocer dónde se encuentra el aseo seguramente les haga sentirse más cómodos en un espacio nuevo.

8.  Es recomendable reservar mesa para evitar esperas y paseos innecesarios.

9.   Calculad la comida por duración y según las necesidades de los niños más que basándoos en vuestro apetito. Al ver la carta, todo tiene una pinta estupenda, pero pensad primero en cuánto tiempo tardarán en serviros y cuántos platos. Según la edad de los niños es posible que se impacienten después de esperar al camarero, la bebida, los entrantes y el primer plato. Si os quedan por delante el segundo plato y el postre, seréis vosotros quienes más os impacientéis entonces. Alargad la comida lo que creáis que podrá aguantar el niño. Nunca más.

10.   Si podéis, llegad antes de que lo haga la mayoría de los comensales, especialmente si vais sin reserva. Así evitaréis esperas, exceso de movimiento y los niños estarán más tranquilos. Si, además, son inquietos, os podéis despreocupar un poco del famoso "estás molestando a la mesa de al lado". Aunque de nuevo, en caso de que efectivamente el niño se esté comportando de forma "inadecuada", seguramente os incomodará más a los padres que al resto de comensales.

11.   El niño nunca aprenderá a comportarse en un restaurante si no va a ellos. Hay que empezar en casa y continuar con la práctica. Asumid que habrá que corregirles varias veces y que muchas veces se comportarán de forma que no os guste, pero la mejor manera de aprender es practicando sobre el terreno.

12.   Hay que enseñar modales a los niños, sí, sin duda. Pero no penséis solo en eso o en que no molesten a los demás. No os olvidéis de disfrutar de la comida, aunque tengan ratos de gritos, discusiones entre hermanos e incluso algún lloro. Estáis compartiendo un momento con vuestros hijos y veros disfrutarlo les hará apreciarlo más.

Diana Martín. Directora de Mamá tiene un plan

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