Actualizado 28/12/2018 11:58

Pareja, cómo conseguir que funcione

Pareja, cómo conseguir que funcione
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¿Cuál es la razón por la que hay parejas que resuelven los conflictos con éxito y, sin embargo, otras se quedan estancadas? En nuestra mano está hacer las cosas bien cada día, pero somos dos en la pareja, cómo conseguir que vaya bien. El secreto está en saber valorar lo que tenemos, en cuidar la relación sentimental y en alimentar el cariño con muestras de afecto cada día.

En pareja, necesitamos el reconocimiento del otro

Habitualmente, como padres y como trabajadores cumplimos con nuestra obligación. Es bueno tenerlo presente y sentirse bien por ello. Pero además, necesitamos el reconocimiento de los demás.

Cuando no lo tenemos, muchas personas se sienten poco satisfechas con sus vidas. Se exigen tanto a sí mismas que todo les resulta insuficiente. El resultado es el mal humor.

La pareja va bien cuando cada una de las personas que la compone está bien, bien en su trabajo, bien con sus hijos, bien con sus amigos... Para conseguir este equilibrio, juega un papel fundamental que esté bien equilibrada la relación entre dar y recibir.

Cuando uno siente que da más de lo que recibe, y que ese esfuerzo no es reconocido, surgen los problemas. Si quieres que el otro cambie, cambia tú primero en algo. Siempre se resolverá el conflicto.

Factores que influyen en la buena marcha de la pareja

Hay varios factores que convergen, haciendo que la vida en pareja vaya bien:

-   Tener claro que siempre tendremos dificultades, problemas, limitaciones. Eso es lo normal y podemos pasarnos la vida quejándonos o elegir vivir  tranquilos.
-   Algunas cosas no tienen arreglo. A todo el mundo le ocurre, aunque no lo digan o no se quejen.
-   Hay quienes desarrollan la habilidad de mirar lo bueno y regodearse en ello, disfrutar. Siempre tienen un motivo para encontrase bien. Realmente siempre lo hay, pero no lo vemos.

Ver el lado positivo de las cosas suele ayudar. Así, fíjate en tus hijos. Suele haber uno o varios hijos de los nos podemos sentir orgullosos. Vemos en ellos el esfuerzo constante por hacer las cosas bien, por hacer la vida fácil en casa, son buenos amigos de sus amigos, trabajan intensamente, miran de frente, sonríen, dan las gracias por todo y viven sabiéndose queridos y apoyados por sus padres.

También suele haber un cierto nivel de salud que no valoramos a tiempo y que nos permite caminar, ver bien, oír, hacer deporte. Todo eso lo consideramos normal, hasta que llega un accidente o una enfermedad limitante. 

Hay UN MOMENTO IMPRESCINDIBLE en la vida de todos que debería ser diario, dedicado a pensar en todo lo bueno y lo bello que hay en la persona del otro. En todo lo que hace, lo que dice, lo que es. Que no merecemos y que nos entrega por el mero hecho de existir.

Mónica de Aysa

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