Cotilleo, por qué somos cotillas
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El cotilleo no es un fenómeno moderno, no es algo exclusivo de la prensa rosa o ciertos programas de televisión. El interés y gusto por el chismorreo, por conocer detalles de la vida de los demás es tan antiguo como la capacidad de hablar de la especie humana, pero ¿por qué las personas somos cotillas? ¿Por qué nos interesa conocer detalles de lo que les pasa a los demás? ¿Es algo aprendido o es algo natural?

El cotilleo un fenómeno social muy común

El cotilleo es un fenómeno social que inunda las interacciones y relaciones sociales. En todos los grupos sociales, de amigos, trabajo, familia, de vecinos, etc. aparece el chismorreo. Comentar lo que les sucede a los demás se convierte en un tema de conversación atrayente y fascinante.

Si nos paramos a pensar, todos hemos escuchado a alguien decirnos o tal vez lo hemos dicho: "¿no sabes de lo que me he enterado?" antes de contar las últimas noticias sobre la vida de alguien. Es cierto que algunas personas son más propensas que otras, pero todos en algún momento, hemos caído en el cotilleo, parece que es algo natural entre las personas.

¿Por qué somos cotillas?

El interés por los asuntos de la vida ajena parece ser algo extendido y muy común. La base del cotilleo se encuentra en la misma naturaleza humana. El ser humano es un ser social por naturaleza y el cotilleo es un mecanismo básico de socialización que permite estrechar lazos y cubre necesidades sociales individuales, del grupo y de la especie.

Pero además, conocer asuntos ajenos es una necesidad del cerebro humano, que está diseñado para aprender, conocer y eliminar la incertidumbre.

El cotilleo como mecanismo de socialización

Estas son algunas de las funciones sociales que cumple la conducta del cotilleo.
1. El cotilleo aparece en las sociedades primitivas como una manera de estrechar lazos y vínculos. El chismorreo es un intercambio de información en un contexto confidencial, cuando le contamos un cotilleo a alguien estamos transmitiendo nuestra confianza a esa persona.
2. El cotilleo tiene una función de aprendizaje y de transmisión de información que puede ser importante. A través de los chismes los miembros del grupo, pueden aprender las normas del mismo, las reglas no escritas, también conocer los roles que desempeñan los diferentes miembros y abre las oportunidades. Gracias al cotilleo se puede saber si relacionarse con cierta persona es positivo o si por el contrario puede traer problemas, etc.
3. El cotilleo ha sido de utilidad para la evolución del lenguaje y la comunicación y por consiguiente para la evolución de las sociedades, según demuestran los estudios al respecto. 

El cotilleo subre necesidades personales

El cotilleo responde a la naturaleza curiosa del ser humano y su necesidad de eliminar la incertidumbre.

-  El cerebro humano está preparado para conocer, para aprender. Es un cerebro que trata constantemente de eliminar la incertidumbre. Conocer lo que les ocurre a los demás, ese interés por saber, no es más que una manera de eliminar la incertidumbre que nos producen las demás personas. Nuestra mente necesita formar esquemas mentales sobre lo que le rodea, y también sobre las demás personas y para ello los chismes son un recurso de gran utilidad.

-  Por otro lado conocer información sobre los demás nos produce alivio, nos consuela saber que a los demás les ocurren las mismas cosas que a nosotros.

-  El cotilleo también nos sirve para definirnos, nos comparamos con los demás y comparamos nuestras vidas y en esta comparación apoyamos la reafirmación de la identidad (lo que sí soy y lo que no soy).

-  Y ¿qué ocurre con el impulso de contar los detalles de la vida de los demás?, cuando contamos el cotilleo más allá de escucharlo, también nos sentimos bien, ya que nos permite alejarnos de nuestros problemas y nos consuela.

Ser cotillas es bueno o malo

El cotilleo es algo, que a pesar de ser considerado como negativo, todos hacemos y hemos hecho en más de una ocasión. ¿Pero ser cotilla es algo negativo o es positivo?

El cotilleo es una conducta social que sustenta nuestras relaciones y nos sirve para ofrecer cobertura a nuestras necesidades, es algo natural en la especie humana y no tiene por qué ser malo. No obstante, existe un límite, una ligera línea que separa el cotilleo natural del cotilleo insano. El cotilleo puede convertirse en una conducta destructiva e insana que deja de cumplir funciones sociales y personales y puede alejarnos de nuestros conocidos y amigos y puede alejarnos de la solución de nuestros problemas.

Cuando el cotilleo se apoya en la envidia y se convierte en algo malintencionado para crear cizaña puede ser una conducta muy peligrosa. Las personas que así actúan no pueden aceptar sus propios problemas, viven una vida vacía y tienen la necesidad de llenar esos vacíos con chismes. Esto les aleja de sus problemas, centran su atención en los de los demás, y por lo tanto se alejan de la solución. Además a la larga, también se estropean sus relaciones, ya que los congéneres acaban alejándose.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

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