Actualizado 23/07/2015 13:37

El síndrome del niño emperador

El síndrome del emperador en niños
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Cada vez es más frecuente observar como algunos niños se convierten en pequeños tiranos que imponen la ley en casa. Son niños que desobedecen las normas, no aceptan los límites, estallan con ataques de ira cuando les decimos que no, responden con violencia y, en los casos más extremos, llegan a maltratar a los padres. Este tipo de comportamiento es un trastorno de conducta conocido como el síndrome del Emperador.

El síndrome del Emperador

El síndrome del Emperador es el nombre empleado para hacer referencia a un trastorno de conducta cada vez más común. El síndrome del niño emperador describe el comportamiento de niños tiranos, que imponen su voluntad empleando violencia psicología e incluso física. Son egoístas, pegan, roban, mienten y no sienten ninguna culpa. En los casos más extremos pueden llegar a dominar e incluso maltratar a los padres.

Siempre ha habido niños desobedientes, pero el incremento de este tipo de conductas ha experimentado un notable incremento tanto en frecuencia como en intensidad en los últimos años. Pasando de la desobediencia a la imposición y el dominio mediante la tiranía. El síndrome del emperador es una realidad cruenta que desgraciadamente padecen muchas familias. Sus consecuencias son demoledoras tanto para los familiares como para el pequeño emperador. Es fundamental conocer el síndrome, sus características y casusas, para de este modo poder prevenir e intervenir.

10 características del síndrome del Emperador

La niñez y la adolescencia son etapas de desarrollo, crecimiento, maduración y aprendizaje. Son etapas en las que se forja la personalidad, y se desarrolla la identidad. Es normal, lógico y natural que en este camino de desarrollo aparezcan comportamientos rebeldes, se pongan a prueba las normas y los límites y en ocasiones se desobedezcan. Sin embargo, cuando estos comportamientos se tornan violentos y se llevan al extremo nos encontramos con un trastorno grave de conducta, conocido como el síndrome del Emperador.

¿Cómo sabemos cuándo estamos ante el síndrome del Emperador o ante reacciones naturales? Las características que nos pueden alertar del síndrome del Emperador son las siguientes:

1.  La violencia. Es la principal característica. Son niños con frecuentes e intensos ataques de ira, que insultan, gritan, amenazan... hasta que consiguen controlar a los adultos e imponer sus exigencias.

2.   La agresividad es su forma predominante de expresarse y comunicarse: conductas agresivas tanto verbales como físicas, actitud desafiante y violación de normas y límites.

3.   El egoísmo y egocentrismo exagerado que se manifiesta en una incapacidad elevada para desarrollar emociones morales (amor, empatía, compasión, comprensión, etc.). Esto da lugar a la ausencia de culpa y arrepentimiento.

4.   La ausencia de límites, no aceptan límites a su autonomía: la única voluntad posible es la propia. Su conducta se rige por el aquí y el ahora, sin importar las demandas de la situación.

5.   Escasa, e incluso nula tolerancia a la frustración. Son incapaces de afrontar las frustraciones y han aprendido a responder a la misma con agresividad (cuando no consiguen lo que quieren, experimentan frustración que les hace estallar).

6.  Tienen una exagerada concepción de lo que les corresponde, se creen con el derecho a exigir y recibir.

7.   Incapacidad para aprender de los errores, castigos y consecuencias de sus actos.

8.   Predominio de una baja autoestima, su estado de ánimo habitual es triste, enfadado, ansioso, etc.

9.   Son inteligentes y rápidos en sus argumentos, pero apenas tienen habilidades para solucionar problemas.

10.   El desafío es su forma de acción, tanto en la familia, con amistades, etc.... se acompañan de mentiras y crueldad.

Causas del síndrome del Emperador

El síndrome del Emperador es un trastorno de conducta que aparece como resultado de una congruencia de factores: individuales (temperamento genético, rasgos de la personalidad), familiares (estilo educativo) y ambientales (sociedad, valores, principios sociales). El temperamento predispone, los principios y valores sociales influyen, pero el estilo de crianza es determinante.

Los niños pasan por un proceso de desarrollo de su autonomía y responsabilidad. Poco a poco irán desarrollando su autonomía, aprendiendo a ser independientes y asumiendo responsabilidades.  La autonomía ha de desarrollarse, los niños pequeños no están preparados para ejercer su autonomía de forma plena y madura. Para este desarrollo necesitan límites y normas que les ayuden a tomar conciencia de la responsabilidad y de este modo aprendan a diferenciar entre las conductas adecuadas y las no adecuadas, comprendiendo las consecuencias de sus actos.      

Determinadas carencias educativas, unidas a rasgos de personalidad y una sociedad individual y competitiva, pueden dar lugar al síndrome del emperador:

-   El estilo de crianza permisivo que excluye al niño de responsabilidades al tiempo que se le dota de autonomía.
-   Discrepancia educativa entre diferentes adultos.
-   Ausencia de límites y normas.                     

10 consejos para enfrentarse al síndrome del Emperador

1.   Define y estable en consenso con el niño, limites, reglas y normas claros y concisos. Ayúdale a entender el porqué de las normas y su cumplimiento.
2.   Sé firme y coherente en la aplicación de las normas.
3.   Explícale las consecuencias de determinadas acciones.
4.   Evita discrepancias entre los adultos encargados de la educación del niño.
5.   Dedica tiempo al desarrollo ético y moral. Los valores se transmiten por la vivencia afectiva de los mismos.
6.   Encárgate del desarrollo emocional del niño. Ocúpate de forjar una sana autoestima y edúcale para que pueda enfrentarse a la frustración. Enséñale habilidades sociales.
7.   Favorece el desarrollo de la empatía. Explícales cómo te sientes y ayúdales a ponerse en el lugar del otro.
8.   Evita sobreprotegerle y hacer cosas que puede hacer solo.
9.   Enséñale a aprender de sus errores.
10   Preocúpate del desarrollo de su autonomía y responsabilidad. Sirve de ejemplo y no actúes como un tirano.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en Pedagogía y Psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende.
Autora de la colección Estimular los procesos de lectura y escritura