El verano es sinónimo de altas temperaturas y enfrentarse a ellas es tan fácil como buscar el fresco llevando prendas más frescas, bebiendo agua o poniéndose en un lugar menos caluroso. Sin embargo, ¿qué sucede con los bebés? Los pequeños son totalmente dependientes de los padres y no pueden comunicarles su malestar por la subida del mercurio.