Más allá del debate abierto sobre si es o no idóneo que nuestros escolares lleguen a sus casas con las mochilas cargadas para seguir trabajando por un rato, a los padres nos queda la difícil cuestión de saber qué papel debemos adoptar cuando empiezan a aparecer las tareas escolares. ¿Nos sentamos con ellos? ¿Los ayudamos en sus primeros pasos? ¿Vigilamos? ¿Los dejamos solos? La clave radica en comprender el porqué de los deberes.