El
desarrollo de un niño es un proceso lento y en el que se implican diversos elementos. Aunque, a priori, un padre pueda pensar que cierta actividad no tiene mayor relevancia en su
hijo lo cierto es que está influyendo. Un ejemplo es el
garabateo, esas pinturas que parecen no tener forma y tratan de asemejarse a algo que los más pequeños han visto alrededor.