Llevar a un niño menor de dos años a la guardería significa que su sistema inmunitario pasará el curso peleando con bacterias, virus y otros microorganismos causantes de enfermedades. Ante esta cadena consecutiva de
enfermedades infantiles, lo mejor para los padres es armarse de paciencia, tener preparado un plan alternativo para cuando el bebé enferme e intentar evitar al máximo las vías de contagio.