Actualizado 30/05/2017 12:10

Abrir y cerrar puertas

Helena es una buena alumna pero no le van bien las matemáticas, no le gustan, prefiere las asignaturas de letras: la historia, la literatura, el latín. Hace una semana se había decidido: "Haré el bachillerato humanístico". Pero al final se inscribió en el bachillerato científico. "Mis padres me han dicho que no me cierre puertas", fue su explicación.

Parece que hay asignaturas que abren puertas: las matemáticas, la física, la biología, la química, mientras que otras las cierran: la geografía, la historia del arte, la literatura, el latín Es lo que piensan muchos padres, y también muchos profesores. Y se lo dicen a sus hijos y a sus alumnos: "Haz lo que quieras, pero te estarás cerrando muchas puertas" o "Sería un desperdicio (sic) que un alumno de tu inteligencia estudiara latín". Para un adolescente que no sabe lo que quiere, lo que no quiere es que se le angoste el futuro y el mensaje que está recibiendo es que las ciencias abren y las letras cierran.

A oídos de un adolescente, el consejo suena a más libertad, a menor compromiso, a cierto progresismo, cuando no deja de ser reaccionario y bastante conservador. "Vayamos a lo seguro", es la mentalidad de muchos padres, porque es verdad que hay más carreras de ciencias que de letras; lo que no es verdad es que se cierren o se abran más puertas.

Cada vez que ejercemos nuestra libertad en cualquier ámbito, abrimos una vía y cerramos todas las demás que se encuentran en su nivel, pero entonces, pasamos a otro, donde se nos abre un nuevo abanico de posibilidades.

El consejo es falaz porque él mismo cierra más puertas de las que abre. Es como decir: "Si no aprecias tu vida puedes seguir por ahí"; tiene todos los ingredientes de un argumento manipulador. Además acusa un tono pesimista, pues concibe la libertad como un embudo que nos va llevando hacia un punto concreto: ser ingeniero aeronáutico o informático de sistemas o médico otorrinolaringólogo. Para un chico o una chica (y no digamos para sus padres) suenan mejor esas especialidades que las de profesor de Cultura Clásica, traductor o bibliotecario.

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