A cualquiera de nosotros, si nos preguntasen, si nos conocemos, seguramente todos responderíamos que sí, y fácilmente haríamos una descripción de nuestras cualidades, tanto positivas como negativas. Pero, ¿si nos conocemos también porque a veces nos cuesta saber qué es lo que queremos?
En muchas ocasiones nuestro autoconocimiento es un conocimiento superficial de nuestras cualidades, una mezcla de lo que realmente somos, con lo que los demás esperan que seamos, y con lo que socialmente se espera para cumplir con lo establecido. A veces, es necesario mirar en el interior, hacer un ejercicio de introspección y emprender la aventura de autodescubrirse.
El autoconocimiento de uno mismo
Conocerse a uno mismo, es algo aparentemente sencillo, pero realmente muy complicado. El autoconocimiento consiste en mirar en nuestro interior sin miedos, sin prejuicios, ni creencias preconcebidas y observarnos con el corazón. Solo así conseguiremos conocernos de verdad, solo de este modo conseguiremos conectar con nuestro interior y conquistar nuestra aventura de autodescubrimiento.
El resultado del autoconocimiento es un autoconcepto ajustado. El autoconcepto ajustado es un recurso muy útil y efectivo para desenvolvernos de manera adecuada, para diseñar nuestro plan de acción basándonos en nuestras fortalezas y teniendo en cuenta nuestros puntos débiles, y de este modo lograr nuestros objetivos.
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El reto del autoconocimiento
Aunque pueda parecer algo sencillo, llegar a conocerse a uno mismo no siempre es fácil. ¿Por qué nos cuesta conocernos a nosotros mismos?
1. El primer obstáculo para llegar a conocernos nos lo ponemos nosotros mismos, ya que conocerse supone asumir las cualidades, pero también los defectos. A veces puede ser complicado, e incluso doloroso aceptar aquello que no nos gusta.
2. Mirar en nuestro interior con el objetivo de conocernos puede suponer encontrarnos con una imagen que no es la que queremos dar a los demás. Con una imagen que socialmente no siempre se ajusta con la imagen que nos gustaría dar o que los demás esperan de nosotros.
3. Conocernos supone escucharnos y atender a nuestra voz interior, esa oculta en lo más fondo de nuestro ser, y para ello es importante estar en silencio y estar preparado, dejando a un lado creencias que nos limitan.
La aventura de autodescubrirse
Para lograr el autoconcepto debemos emprender una aventura de autodescubrimiento. Puede que en un principio sea algo complicado e incluso doloroso, pero a la larga conseguiremos conectar con nuestro yo más íntimo, con nuestra verdadera esencia, con quien realmente somos.
1. Empezaremos poco a poco. Dedica cada día unos minutos a la introspección. No necesitas mucho tiempo, con solo unos minutos al principio será suficiente. Se trata de conectar con tu interior, dejar de lado los pensamientos y las emociones por unos minutos y conectar contigo con tu situación presente.
2. Cada día dedicaremos un rato un poco más largo. Y en especial en aquellos momentos en los que necesitemos conectar con nosotros mismos.
3. Deja de lado el miedo al qué dirán, y el miedo a equivocarte, también el miedo a descubrirte. Y comienza por pequeños ejercicios, como por ejemplo lo primero que te venga a la mente, casi sin pensarlo, un color, un animal, una comida, un sentimiento, etc.
4. Prueba a escribir un diario. No se trata de escribir lo que te pasa cada día, sino de escribir lo que te venga a la cabeza, lo que sale de tu interior.
5. También puedes dibujar o colorear, son maneras de dejar libre los pensamientos y de dejar salir nuestro interior.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educayaprende.com Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.
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