Actualizado 18/07/2016 14:07

Libérate de la rigidez mental: un bloqueo que te impide crecer

Rigidez mental: libérate
Foto: IStock Ampliar foto

En numerosas ocasiones, tendemos a desarrollar cierta rigidez en nuestro modo de pensar y nosotros mismos condicionamos nuestra manera de actuar, e incluso de sentir. La rigidez mental supone aferrarnos a determinadas creencias que pueden limitarnos, y aceptarlas como verdades absolutas. Vivimos en un mundo cambiante, en un mundo lleno de tonalidades y de posibilidades, y aferrarnos al "debería", al "tiene que ser así", puede causarnos mucho sufrimiento.

¿Qué entendemos por rigidez mental?

La rigidez mental es una manera de pensar que, se caracteriza por el fuerte arraigo de ciertas creencias o modos de pensar, que versan principalmente sobre uno mismo. A menudo, pensamos sobre nosotros mismos formulando los "debería o tendría que...". De este modo, nuestros pensamientos pueden ser del tipo: "debería ser mejor persona", "tendría que haber reaccionado de este modo", "para ser feliz debería...", "mi pareja, padre, hermana, deberían...".

No tiene nada de malo ponerse metas, tratar de ser mejor persona e intentar ser feliz, al contrario, es positivo para nosotros. El problema viene cuando somos rígidos con nuestros "debería". A veces, éstos no pueden cumplirse por razones ajenas a nosotros mismos y en estos casos al no cumplirse esa rígida creencia entramos en malestar emocional.

Consecuencias de una excesiva rigidez mental

Cuando somos excesivamente rígidos con nosotros mismos, esto determina nuestra conducta y nuestras emociones.

1.   Nos ponemos metas demasiado altas. Y nos obligamos a sentirnos mal sino las conseguimos. Es bueno ponerse metas, y también si éstas son altas, pero no es bueno sentirnos mal en el proceso, a veces no vamos a conseguirlo a la primera, y sentirnos mal por ello puede llevarnos a abandonar la meta y a sentir frustración.

2.   Nuestros "debería" suelen ser creencias que hemos desarrollado en la infancia y suelen buenos para la mayoría de las situaciones, pero puede ocurrir que en determinadas situaciones no sean buenas opciones, o no podamos cumplir con el "debería". Por ejemplo: "Antes del examen debería estudiar", todos sabemos que eso es lo mejor para nosotros, pero si antes del examen estamos enfermos y con fiebre, no podremos estudiar. En estos casos, entramos en un conflicto con nosotros mismos que genera malestar.

3.  La rigidez nos limita para comprender a otras personas. Cuando pensamos que los demás "deberían"... no podemos ponernos en su lugar. A lo mejor ellos también tienen sus creencias.

4.  Dejar a un lado la rigidez mental nos permite pensar de otra manera, y por lo tanto, adoptar otros puntos de vista, y ser más flexibles con nosotros mismos y con los demás, lo que nos lleva a adaptarnos mejor a los cambios.

¿Qué podemos hacer para liberarnos de la rigidez mental?

Liberarnos de la rigidez mental va a suponer importantes beneficios para nosotros, pero para librarnos de esta manera de pensar tenemos que cambiar algunas cosas:

1.  Paso a paso, se trata de ir poco a poco. El primer paso es cambiar los "debería" por me "gustaría". Así, seguimos manteniendo nuestras metas, pero somos más flexibles: En lugar de "debería estudiar para el examen", pensaremos del modo "me gustaría estudiar para el examen".

2.  Analiza tu manera de pensar y presta atención a tus "debería" para cambiarlos poco a poco por me "gustaría".

3. Escucha otros puntos de vista y trata de ponerte en su perspectiva.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

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