Actualizado 07/06/2012 06:09

La relación entre abuelos y nietos (y abuelos e hijos)

Si miramos hacia atrás, seguramente la mayoría de nosotros nos acordemos de muchos momentos que hemos vivido con alguno de nuestros abuelos. Es frecuente que estos hayan ocupado un lugar importante en nuestra crianza acompañándonos en muchas ocasiones.

En España, en las últimas décadas, han surgido muchos cambios de distinta clase: ha bajado la natalidad, ha aumentado la esperanza de vida, la mujer se ha incorporado al mercado laboral, etc. Todo esto influye notablemente en las dinámicas familiares, entre ellas, el papel de los abuelos.

Cambio de roles

A medida que pasan los años vamos adquiriendo múltiples roles, si hay alguno que marca sin duda un antes y un después en la vida es cuando una persona se convierte en padre y también cuando uno pasa a ser abuelo. Cualquier cambio de rol genera emociones que necesitarán su tiempo para ser integradas adecuadamente.

Como padres, una de las cosas que nos hace ponernos en contacto con la relación que hemos tenido con nuestros progenitores es tener un hijo por primera vez. Por un lado, esto nos hará poder comprenderles mejor, nos damos cuenta de la dificultad de la tarea. También puede ser un momento de revisión, ya que nos daremos cuenta que muchas cosas se trasmiten de generación en generación (formas de expresar las emociones, maneras de ver el mundo y formas de reaccionar ante las distintas situaciones). Reflexionar acerca de todo esto nos ayudará a pensar en cómo queremos que sea la relación con nuestro hijo.

Como abuelos, la noticia de que uno va a tener un nieto será algo que siempre se recordará, una mezcla de emociones nos invadirá, pueden ser sensaciones muy contradictorias que pueden ir de la inmensa alegría al impacto de pasar a una nueva etapa donde nos veremos inevitablemente más mayores.

Una vez que nace el nieto, es posible que surjan conflictos en algún momento. Es frecuente que padres y abuelos piensen diferente en el tipo de educación aplicada al niño. En ocasiones, también, los padres esperan que los abuelos colaboren más en la crianza o bien sienten que se involucran demasiado. Esto puede generar tensión y malestar en ambos.

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