Actualizado 18/12/2023 14:35

El síndrome de la carencia afectiva en niños

El síndrome de la carencia afectiva
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En la sociedad moderna cada vez es más frecuente dejar solos a los niños y niñas, no solamente físicamente, sino también dejarlos solos afectivamente. Son muchos los niños y niñas que no perciben el afecto de sus figuras de apego, son muchos los niños y niñas que desarrollan un vacío emocional, que da lugar al síndrome de la carencia afectiva y puede tener graves consecuencias en sus futuros vínculos afectivos y relaciones.

El ser humano necesita desarrollar vínculos afectivos para su bienestar y su desarrollo sano. La infancia es el periodo donde se producen las bases de todo el desarrollo, también del desarrollo afectivo. Los niños y niñas necesitan establecer vínculos afectivos, y sobre todo, necesitan sentirse queridos. Para los padres no se trata sólo de estar con ellos, a veces, la presencia no es suficiente, es necesario el contacto, el cariño, la participación a través del juego...

El síndrome de la carencia afectiva

El síndrome de la carencia afectiva puede definirse como aquel desajuste psicológico producido cuando el niño o la niña sufren una privación afectiva, siendo los afectos necesarios en una etapa de su desarrollo.

El vacío emocional es la consecuencia del síndrome de carencia afectiva. Quienes lo padecen lo definen como sensación de que les falta algo, de que nada les llena, malestar, sensación de soledad, etc. Se trata de un vacio emocional, provocado por una necesidad emocional, una necesidad afectiva no cubierta en la infancia que provoca ese vacío y esa necesidad de satisfacer la necesidad.

¿Cuándo y cómo ocurre el síndrome de carencia afectiva?

Todas las personas necesitamos los afectos, sentir afecto y sentirnos queridos. Esta necesidad de afecto es más significativa en la infancia, ya que es en esta etapa cuando desarrollamos nuestro estilo de apego (seguro o inseguro) que se manifiesta en los patrones de apego, que incluyen: Conductas, actitudes, e interpretaciones del cariño y de las relaciones.

Tanto el estilo como el patrón de apego se desarrollan en el seno de la relación con las figuras de apego, que son las figuras más cercanas. Pueden ocurrir dos situaciones:

1.   Qué estás figuras responden a las necesidades afectivas se desarrolla un estilo de apego seguro y sano. El estilo de apego seguro y sano se caracteriza por una seguridad en el afecto que las personas cercanas nos tienen, y da lugar a confianza en el cariño de la otra persona.

2.   Qué por el contrario no se respondan a las necesidades afectivas dando lugar a un patrón inseguro. El estilo de apego inseguro se caracteriza por una falta de confianza en el apego de los demás, y por lo tanto aparece la dependencia, la ansiedad, etc... y un vacío emocional que tenderán a llenar por otras vías.

Consecuencias del síndrome de la carencia afectiva en niños

El síndrome de la carencia afectiva

El síndrome de la carencia afectiva puede tener graves consecuencias en los niños y niñas. La falta de cariño, de afecto, de amor de los progenitores hacía sus hijos o hijas, supone una privación afectiva, y el consiguiente desarrollo de un estilo de apego inseguro, la necesidad afectiva queda sin cubrir y aparece el vacío emocional. Todo esto puede y suele acarrear:

-   Hostilidad, indiferencia o rechazo hacía las figuras de apego, hacía los vínculos afectivos.

-   Dependencia, ansiedad y celos, en sus relaciones afectivas.

-   Insatisfacción y necesidad de que les demuestren cariño y les acepten constantemente.

-   Desajuste psicológico y social en los niños y niñas. Necesitaran dar respuesta a este desajuste y encontrar el equilibrio.

-   Búsqueda de otras vías para llenar ese vacío: consumo de sustancias, conductas autodestructivas, compras, drogas, sexo, robos, etc.

Consejos para evitar el síndrome de la carencia afectiva

Hoy en día los niños y niñas están acostumbrados a pasar mucho tiempo solos. Las exigencias del día a día, los horarios sobrecargados de todos, pequeños y adultos, hace complicada la vida en familia y suelen dejarse de lado el necesario cuidado a los vínculos. Es muy importante tomar conciencia de esta realidad y actuar para evitar posibles consecuencias negativas.

1.   Es fundamental que el niño o la niña se perciba querido. A veces podemos dar por hecho que les queremos y que con eso es suficiente, pero lo más importante es que perciban ese afecto que se den cuenta del mismo.

2.   No se trata de cantidad de tiempo, sino de calidad del mismo. Aunque tengamos muchas horas de trabajo, siempre podemos encontrar la manera de mostrar que estamos pendiente: comer todos juntos, llamar por teléfono, hacer algo el fin de semana, etc.

3.   Procura que tu tiempo en casa y en familia, no se limite a que cada uno este con su Tablet o su tele, todos por separado entretenido con sus cosas. Pasar tiempo, juntos es necesario y fundamental.

4.   La comunicación, habla con ellos, y presta atención a las cosas de su vida. Saber quienes son sus amigos, cómo les ha ido el día, que les ha pasado, etc.

5.   Responde cuando necesiten algo. A veces no nos necesitan las 24 horas encima, pero sí necesitan un abrazo cuando están tristes, atención cuando están preocupados, etc.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

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