Actualizado 07/08/2020 13:15

Alimentación saludable en la adolescencia: errores y recomendaciones

Errores de alimentación en adolescentes
Foto: ISTOCK Ampliar foto

La adolescencia es la etapa de la vida en la que se manifiestan grandes cambios fisiológicos y de maduración psicológica. El adolescente debe adaptarse a estos cambios y buscar un nuevo concepto de sí mismo, de autoafirmación y autonomía. Pasar de niño/a a la etapa adulta supone una transformación que puede influir de manera positiva o negativa en la conducta alimentaria.

La alimentación saludable en la adolescencia es esencial y sin embargo, se cometen muchos errores. Los cambios fisiológicos que se producen en su cuerpo (aumento de la talla y peso, cambios en la musculatura, maduración sexual, etc.), requieren un adecuado control en la alimentación de los adolescentes para evitar déficits y carencias que podrían originar trastornos en su salud. Es muy importante que el adolescente conozca cómo debe alimentarse y los riesgos que corren de no llevar una alimentación saludable en la adolescencia.

Las enfermedades desarrolladas en la etapa adulta como (diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, etc.) tienen su origen en etapas anteriores por lo que es necesario educar a los niños desde la primera infancia en hábitos alimentarios saludables para consolidarlos en la adolescencia y mantenerlos en la etapa adulta.

Debemos recordar que la definición de "alimentación saludable" es la que satisface las necesidades fisiológicas y nutricionales para asegurar un correcto crecimiento, debiendo ser equilibrada, adecuada y satisfactoria.

Los errores más frecuentes en la alimentación de los jóvenes

1.  Consumo de energía: la ingesta calórica puede ser muy variable en el día a día. Hay adolescentes que se saltan comidas como los desayunos, los cuales son muy importantes para el rendimiento físico e intelectual. La merienda generalmente tampoco la tienen programada recurriendo a "picar" cualquier alimento como los snacks, patatas fritas, galletas saladas, ... que en su mayoría contienen un exceso de calorías y baja calidad.

2. Comer fuera de casa: les gusta comer en restaurantes de comida rápida "fast-food" que también comportan comer desequilibradamente y con una baja aportación de nutrientes, aunque actualmente las cartas de estos restaurantes se han ampliado con otras alternativas como son las ensaladas.

3. Consumo de bebidas azucaradas, refrescos y zumos: en ocasiones sustituyen a los lácteos o frutas frescas necesarios en los desayunos y meriendas.

4. Seguimiento de dietas inadecuadas: la publicidad en los medios de comunicación y la "necesidad" de tener una buena imagen corporal, provoca que se realicen dietas de adelgazamiento sin control de un especialista, pudiendo causar déficits nutricionales y trastornos de la conducta alimentaria.

8 recomendaciones para asegurar una alimentación saludable

1.  Ejemplo de los padres. Los niños desde pequeños imitan las costumbres de sus familias. Mediante nuestro ejemplo es una buena forma de transmitirles hábitos saludables.

2.  Realizar entre cuatro y cinco comidas al día.

3.  Desayunar en dos veces. Repartiéndolo una parte en casa antes de ir al centro escolar y la otra en la escuela o instituto.

4.  Consumir verduras y frutas frescas de temporada y proximidad. Se aconsejan tres raciones de frutas y dos de verduras diarias. Así como consumir pescado y legumbres y cereales integrales regularmente.

5.  Consumir a diario productos lácteos como la leche, quesos y yogures porque aportan calcio que ayuda a mantener los huesos fuertes.

6.  Intentar cocinar al vapor, plancha, brasa, hervir... porque estas técnicas contienen poca grasa. Aunque también pueden alternarse con otras cocciones como son los guisados, fritos, etc.

7.  No es aconsejable comer delante de la TV ni tener los dispositivos digitales en la mesa, a fin de que las comidas sean más relajadas e impliquen mayor comunicación familiar.

8.  Es recomendable practicar un deporte adecuado en cualquier etapa. También es conveniente participar en actividades familiares como hacer excursiones, ir en bicicleta, jugar en equipo, etc. Las actividades físicas pueden contrarrestar la inactividad propia del uso de los ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, tan utilizados actualmente para el ocio de los adolescentes.

Mercedes Corbella. Psicóloga y diplomada en Trabajo Social.

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