No se puede estar de acuerdo siempre. En muchas ocasiones las
discrepancias de puntos de vista pueden dar lugar a roces en la
pareja y éstos a su vez derivar en
discusiones que lejos de solucionar la situación, la agravan. Pero estos momentos tan tensos no solo afectan al matrimonio, también a los hijos que se convierten en espectadores de estas broncas.