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15 / 8 / 2023
17:40

¿Con qué trabajos sueñan los niños de hoy?

El futuro es algo con lo que tus hijos seguro que sueñan. Dónde vivirán, si tendrán mascotas, o qué coche conducirán. Por supuesto, el trabajo que desempeñarán en la vida adulta también es algo en lo que piensan los niños. ¿Qué profesiones son las que más los fascinan? Desde Adecco se han interesado en el futuro laboral que persiguen los más pequeños de la casa.

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18 / 7 / 2023
09:45

Mi hijo se ha perdido, ¿qué debo hacer?

Aunque tomemos todas las precauciones posibles, los niños pueden ser inquietos y curiosos, y esto puede llevarlos a explorar su entorno. A pesar de que estemos constamente vigilándoles, basta con que nos despistemos un segundo para que desaparezcan de nuestro campo de visión. Por este motivo, es esencial que estemos siempre alerta y preparados para actuar rápidamente en caso de que ocurra una situación de pérdida. La prevención y la comunicación son clave para evitar que nuestros hijos se pierdan y para mantenerlos seguros en cualquier situación.

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25 / 5 / 2023
15:06

La fragmentación de la identidad en mil pedazos

¿Qué tiene que ver con nosotros la fragmentación de la identidad? Mucho. No en un nivel patológico, pero sí existencial, es decir, en cómo entendemos el mundo, enfrentamos nuestros problemas y vivimos nuestras relaciones. Puede ser que, sin apenas darnos cuenta, vivamos una vida social fragmentada en ámbitos distintos en los que nos comportamos como personas diferentes. En los años 70, se hizo en Estados Unidos un estudio sobre los valores usados en la toma de decisiones en el que se analizaban varias compañías, entre ellas una de automóviles.El resultado fue sorprendente. Un ejecutivo de la compañía consideraba las muertes anuales por accidente de tráfico como un coste asumible para la empresa y la sociedad, compensado por los beneficios que el automóvil aporta a la economía. Para el mismo ejecutivo, sin embargo, la muerte de un miembro de su familia en accidente era considerado una catástrofe que nada podría compensar. No obstante, el mismo ejecutivo, a la hora de reclamar daños y perjuicios, era capaz de establecer una suma que resultase aceptable.Aparecen aquí tres ámbitos en los que los valores de la misma persona cambian radicalmente hasta volverse incompatibles. En realidad, tenemos a tres personas distintas -el ejecutivo, el padre y el litigante- viviendo bajo la misma piel roles incompatibles. El ejecutivo tendría que dejar al padre y al eventual litigante a la entrada de la puerta de su despacho. El ejecutivo, por su parte, no podría pretender consolar a su mujer en el funeral de su hijo fallecido y el litigante tendría que dejar sus escrúpulos en casa para luchar por una compensación económica en los tribunales.El problema de la identidad es el de la relación de lo uno con lo múltiple. Es decir, de una persona con múltiples historias en las que habita al mismo tiempo y en las que desempeña roles distintos: su familia, sus amigos, su trabajo, sus aficiones, etc. A veces nos gustaría que nuestra vida fuera menos compleja, más unitaria, donde no hubiera que vivir muchas vidas dentro de una sola, como esas matrioshkas rusas que se esconden unas dentro de otras. Desgraciadamente, eso no es posible. Vivir en sociedad significa aceptar unos roles y asumir otros. Algunos no se eligen -ser hijo, padre, hermano- otros sí -ser médico, profesor o policía-. Todos ellos influyen en nuestra personalidad y contribuyen a definir nuestra identidad: quiénes somos y cómo debemos actuar. Hay quién no le gusta que le digan cómo tiene que comportarse y entiende todas estas historias y roles como restricciones a su libertad. Pero la 'identidad pura' no existe. Todas esas historias han añadido algo a nuestra identidad. Si desaparecieran, no sabríamos quiénes somos.Durante mi estancia en Estados Unidos me llamó la atención la educación que reciben las mujeres. Desde pequeñas se les enseña que deben ser autónomas, no depender de sus maridos hacerlo todo bien y estar siempre disponibles para todo el mundo, a ser posible con una sonrisa... algo realmente agotador. Su objetivo es llegar a ser esposas perfectas, cariñosas y disponibles; madres también perfectas, amigas de sus hijos e hiperprotectoras; amas de casa diligentes con hogares de película y, como guinda del pastel, ejecutivas de éxito en su empresa liderando equipos y generando ingresos astronómicos.No exageraría si dijera que siete de cada diez mujeres que hablaban conmigo reconocían sentirse superadas e infelices. El problema era que cada una de esas historias las vivían como separadas del resto y en eterno conflicto. Como profesionales se sentían mal por no estar más tiempo con sus hijos; como madres, frustradas por no poder llegar más alto en su trabajo; como esposas, en competencia con sus maridos en la educación de sus hijos y en la toma de decisiones; como amas de casa sentían que su hogar nunca sería ni suficientemente bueno o grande ni estaría bastante ordenado. En definitiva, no eran felices porque así es imposible serlo. Habría que hacer felices a cuatro personas distintas.¿Cómo hacer para no volvernos locos? ¿Existe alguna forma de mantener una cierta unidad o, al menos, un orden entre todas estas historias que son nuestras vidas? No es fácil, pero es posible y vale para cualquier miembro de la familia. Se llama 'priorización' y consiste en poner primero lo que debe ir primero. Partamos del principio que tenemos ya claro: la identidad se basa en las relaciones personales. Como no todas las relaciones tienen la misma importancia, la identidad depende en mayor medida de las relaciones personales más relevantes: el matrimonio, la paternidad-maternidad, la amistad y la profesión, por ese orden. Unas son objetivas -nos vienen dadas y no podemos rechazarlas, como por ejemplo ser hijos o padres- y otras subjetivas, porque las elegimos, pero podemos abandonarlas en algún momento.Cada relación o historia trae consigo lo que llamamos "límites" que deben respetarse para no dañar la relación y poder vivirla en plenitud. La unidad de la vida, el orden o el equilibrio, como queramos llamarlo, depende de priorizar ciertas relaciones y respetar sus límites.Esto tiene un efecto potentísimo en nuestra psicología y nuestro espíritu: el de tener muy claro quiénes somos en primer lugar: esposos y padres o madres. Todo lo demás se debe ajustar a los valores y criterios que se derivan de esa doble condición. El amigo y el profesional que aspiramos a ser se regirán por el esposo y padre que ya somos. Esto da unidad y orden a la vida. Una amistad, trabajo o afición donde no pueda ser esposo y padre van a acabar fragmentándome, rompiéndome. "¡Qué visión más estrecha y anticuada tiene este señor!", estará pensando a estas alturas algún lector. Insisto, la identidad no es algo exclusivamente individual que yo me fabrico a mi gusto. Tiene algo de social y cultural que mi entorno y tradición me ofrece. Al final, podemos aprender algo del trastorno de identidad disociativo. Aunque convivan 23 personalidades en Kevin, solo una o dos son las que llevan la voz cantante y deciden cuándo el resto de las personalidades sale a la palestra.Vivimos en una sociedad fragmentada. Es necesario aceptarlo porque ésta no va a respetar los espacios propios de cada una de nuestras historias. Es posible incluso que los ponga en conflicto (la famosa conciliación familia-trabajo). No podemos esperar que otros nos ordenen la vida. Es nuestra responsabilidad comprender quiénes somos a la luz de nuestras relaciones o historias. Lo hermoso es comprender que nuestra identidad se basa más en lo que somos que en lo que hacemos o tenemos. Y somos hijos, madres, esposos y amigas antes que trabajadores o miembros del cabildo municipal. La felicidad está en el orden y este consiste en poner primero lo que somos. Solo entonces podremos lanzarnos a la conquista de otras historias.

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3 / 5 / 2023
11:00

Carmen Cabestany: "En las escuelas no se quiere oír hablar de bullying"

Carmen Cabestany se ha convertido en una de las mayores expertas en la lucha contra el bullying tras sus 27 años de docencia y 12 más en la directiva de la Asociación Nace (No Al Acoso Escolar). Acaba de publicar El bullying es cosa de todos (Libros Cúpula) donde muestra la realidad oculta del maltrato en las aulas y lo que no está en los manuales sobre esta lacra social.Las cifras de bullying son cada vez más sobrecogedoras. Se estima que en España dos millones de menores sufren acoso escolar y de esos dos millones, casi 200.000 sufren un acoso de alta intensidad. Carmen Cabestany muestra esta realidad tal y como es, sin tapujos ni florituras, a través de situaciones que ha vivido en primera persona. En este libro, la autora trata de abarcar a todos los sectores sociales implicados.¿Cuáles son las cifras actuales de bullying y por qué considera que sí es para tanto?No hay cifras oficiales que me permitan responder, con rigor, a esta pregunta. Lo que sí puedo decir es que, aparentemente, el problema va en aumento y que, si en 2006, uno de cada cuatro estudiantes sufría acoso escolar, hoy en día es muy probable que, como mínimo, sean uno de cada tres.¿Cómo podemos involucrarnos los padres y tutores para frenar el bullying? Cada uno debe hacerlo desde su ámbito. Los padres, educando correctamente en casa: sin sobreproteger, poniendo límites, inculcando valores, trabajando bien las emociones, informándose sobre el acoso escolar y hablando del tema con sus hijos y, sobre todo, siendo ejemplares. Los profesores, formándose adecuadamente, estando atentos a las señales que alertan sobre un posible caso, siendo justos, no mirando para otro lado, actuando inmediatamente y trabajando las emociones en el aula.¿Factores como la discriminación, el acoso o la falta de empatía pueden contribuir al bullying?Obviamente. Discriminar a alguien, por la razón que sea, es una forma de maltrato. Si este se repite siempre hacia la misma persona, estamos en una situación de acoso escolar. La falta de empatía suele estar presente en los testigos, que callan y no ayudan a la víctima; es decir, no se ponen en su lugar.¿Cómo saber si estamos exagerando cuando se es víctima de bullying? La clave está en conocer la definición. Es acoso escolar el maltrato entre iguales, reiterado en el tiempo, con intención de hacer daño por parte del agresor y con indefensión por parte de la víctima. En estos casos, hay un desequilibrio de fuerzas y un abuso de poder. Si se cumplen estas condiciones, estamos ante una situación de bullying y se debe actuar rápida y acertadamente.Sumarse o permanecer impasibles, ¿Qué hacer cuando estás viendo o viviendo un caso de acoso?La víctima debe informar, lo antes posible, a la familia y a alguien de su confianza en el centro escolar, a alguien que sea sensible al tema y que vaya a actuar bien. La manera de transmitirlo es muy importante. No basta con decir: "Profe, me están molestando". Hay que decir: "Casi todos los días me maltratan: me roban el bocadillo, me rompen los cuadernos, me bajan los pantalones, me insultan* Llevo así desde hace tres meses y me siento muy mal. No puedo más. Ayúdame, por favor" Respecto a los testigos, si nos remitimos a los cinco sentidos, podemos decir que los observadores son los ojos, los oídos y la nariz del acoso, porque ven el maltrato, escuchan los insultos y motes y/o "huelen" que algo pasa, pero no son ni la boca para denunciarlo, ni las manos para actuar.¿Cómo puede afectar el bullying a las víctimas, tanto en el corto como en el largo plazo? Una víctima de acoso escolar siempre queda afectada; más o menos dependiendo del tiempo que lo ha sufrido, de la intensidad, de si ha recibido o no ayuda y de su capacidad de resiliencia. En general, los niños víctimas sufren mucho y, a veces, durante mucho tiempo. Eso puede afectarles en su rendimiento escolar, en los ritmos de comidas y sueño, en su carácter, en sus relaciones sociales y en su salud. A veces, se autolesionan, tienen fobia escolar, estrés postraumático* y, lo peor, ideación suicida que, por desgracia, a veces materializan. En cuanto a los adultos, muchos quedan dañados de por vida y no pueden olvidar el sufrimiento que sus acosadores les produjeron. Con terapia se puede solucionar, pero en ocasiones el peso es demasiado grande y dimiten de vivir. Es el caso de Claudia, la joven de veinte años que, en estos días, se ha suicidado debido al bullying que sufrió en la infancia.¿Qué medidas se están tomando actualmente para prevenir y abordar el bullying en las escuelas y otros lugares?Pues más bien pocas* Desgraciadamente, queda mucho por hacer porque en muchas escuelas no se quiere ni oír hablar de bullying. Niegan su existencia y así es imposible prevenirlo ni combatirlo. En otros lugares, como el ámbito deportivo, suele suceder lo mismo. En general, la sociedad no es consciente de la gravedad del problema.¿Qué papel pueden desempeñar los padres, los maestros y la comunidad en general para poner fin al bullying?La comunidad educativa es fundamental para frenar el acoso. Si padres y escuela trabajan unidos en beneficio del menor, hay muchas posibilidades de que no se produzcan casos o de que, si se producen, se atajen enseguida. El resto de la sociedad también es importante: pediatras, inspectores, servicios sociales, jueces, medios de comunicación* Cada uno debe hacer lo más posible para salvar a los niños de esta lacra.¿Cómo pueden las víctimas de bullying buscar ayuda y apoyo?Si no consiguen ayuda en el colegio o en el ámbito más próximo, sus familias pueden acudir a una asociación, al defensor del menor, a la policía -especialmente si hay lesiones-, a un terapeuta* ¿Qué medidas se pueden tomar para asegurar que los agresores sean responsables de sus acciones y reciban la ayuda que necesitan para cambiar su comportamiento?Primero hay que identificar el perfil del agresor porque los hay de diferentes tipos. Después, se ponen en marcha las estrategias adecuadas a cada caso; por ejemplo, si él mismo es una víctima de violencia intrafamiliar, habrá que ayudarle a solucionar eso. Lo que está claro es que el maltrato no puede salir gratis, ha de tener un coste, unas consecuencias. Ahora bien, el coste, el castigo ha de servir para reeducar, ha de ser pedagógico y basado en la restauración del daño producido. A veces se puede pedir al agresor que realice un trabajo para la comunidad o que durante un tiempo vaya a cuidar de los alumnos más pequeños*¿Qué estrategias pueden implementarse para crear un ambiente seguro y respetuoso en las escuelas y otros entornos sociales?Todas aquellas que contribuyan a pacificar las aulas: música de fondo, pintar mandalas, relajaciones, trabajar mucho las emociones en situación, tener buzones de denuncia en cada aula, hacer dinámicas de grupo que favorezcan la cohesión y colaboración, concienciar mediante lecturas y vídeos, facilitar charlas por parte de expertos y de personas que lo hayan sufrido* Y, sobre todo, por parte de los padres y profesores, predicar con el ejemplo, porque no educamos con nuestras palabras sino con nuestros actos.Marisol Nuevo Espín

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