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A las tutorías hay que acudir sin prejuicios

A las tutorias hay que acudir con grandes dosis de sinceridad
Foto: THINKSTOCK Ampliar foto
Por Jesús Llanes. Profesor del colegio Buen Consejo de Madrid
     

Mi larga trayectoria profesional me ha llevado a ver, conversar y observar padres más dispuestos, otros más altivos, más temerosos, más entregados, más comunicativos y menos habladores en las tutorías. También he visto cómo alumnos que parecían un desastre con 10 años, se han convertido en grandes estudiantes.

En mi opinión, el objetivo de una tutoría es aunar esfuerzos entre padres y profesores para sacar del niño las mayores capacidades. Es necesaria una colaboración mutua, crear un clima de complicidad y sinceridad, y establecer estrategias comunes para trabajar con el niño. Los prejuicios son malos compañeros de estas tutorías. En cambio, abrirse mutuamente, es el mejor aliado para una tutoría, sobre todo en Primaria, porque en Secundaria, muchos padres se ven desbordados y necesitan más que nunca esa ayuda del tutor. Por eso, es esencial que los padres nunca hablen mal de tutor delante del hijo porque de lo contrario, quitan toda autoridad que tiene sobre el niño, y es perjudicial para su formación.

Hay veces que los padres preguntan: ¿quién va a ser el tutor este año de mi hijo?, y ya prejuzgan por lo que le han dicho otros padres. Eso no es bueno, como tampoco es positivo que el profesor comience un curso con una idea prefabricada de un alumno. Hay que desterrar los estereotipos.

Bajo mi parecer, los padres son bastantes reservados a la hora de contar problemas íntimos de casa, algunos de ellos que afectan al niño, pero esa reserva hay que respetarla. En algunas ocasiones los profesores no tenemos pelos en la lengua, y soltamos lo que vemos que es un problema familiar y está perjudicando, pero eso es un error. Por esta razón, es mejor dejar la puerta abierta y respetar la decisión de los padres, de lo que quieran contar y quieran hacer, porque realmente es su hijo.


Tras una tutoría con los padres, lo fundamental es que ellos se impliquen en los puntos acordados.  Los padres esperan de nosotros soluciones, pero la educación es un proceso de maduración y los resultados vienen después.


De las cosas que más agradecen los padres en una tutoría son las actividades y puntos concretos, planes de trabajo para realizar en casa, y pautas para mejorar el carácter.

Por poner un ejemplo, imaginemos que alumno se automargina, no tiene amigos, sufre algunas deficiencias físicas y está triste en el colegio. Además, observamos que la madre también se averguenza de su hijo, porque cuando le acompaña al colegio, va un metro detrás de él. Entonces mi función en la tutoría sería la de sugerirle, y tratar de que se diese cuenta. Debería decirle, de buena manera, que la culpa es en buena parte suya.