Figura mítica (nunca mejor dicho) de la literatura juvenil, Percy Jackson resulta tan carismático que su saga, a manos de Rick Riordan, vuelve a adaptarse por segunda vez a la pantalla. En esta ocasión en formato de serie en Disney + y, como suele pasar al no comprimir la historia en 120 minutos, con mayor oportunidad para ahondar en la aventura del ladrón del rayo. En un argumento muy original encontramos al joven Percy, algo introvertido y marginado, con poca autoestima. Piensa que realmente no encaja en ningún sitio, lo cual tiene todo el sentido cuando descubre que es un semidios, en concreto, hijo de Poseidón, tras el ataque de una furia -previamente profesora de álgebra-. En plena crisis de identidad, su madre y su protector barra amigo barra sátiro, Grover, le llevarán al Campamento Mestizo donde se resguardan y preparan todos los jóvenes semidioses. Pero su llegada será solo el principio de la cruzada, el rayo de Zeus ha sido robado y todo el Olimpo acusa a Percy como el ladrón indiscutible, lo que constituye una amenaza ante una posible guerra entre dioses con terribles consecuencias para el mundo.