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SÚPER SIN PLOMO
Francisco del Brío

Eres prudente, pues cuidado

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Cuando vamos a salir de viaje en el coche y con la familia, todos escuchamos los consabidos consejos. "Ten mucha prudencia", es el más común y siempre he pensado que el más peligroso. No se asusten, que lo explico y justifico.

Ser prudente está muy bien. La definición que mejor cuadra a prudencia es la de "sensatez y buen juicio". Bien, tener sensatez y buen juicio ¿nos cualifica para tener todos los conocimientos necesarios para conducir con seguridad? Mi respuesta es no, y es algo que llevo pregonando hace muchos años, ser prudente al volante sin tener una buena técnica en la conducción no nos conduce a la seguridad. O lo que es lo mismo no es sensato ponerse a los mandos de un vehículo si no dominamos todas las posibles actuaciones y maniobras que requiere una conducción segura.


Podrán argumentarme que todos los que tienen una licencia de conducir han pasado un examen teórico y práctico. Es cierto, pero una vez más la experiencia me dice que ese trámite administrativo no implica que todos los individuos que están en posesión permiso de conducir sepan realmente conducir.


Y hago aquí un inciso para decir que lo que comúnmente conocemos por conducir es en realidad dos cosas, una el dominio y manejo del vehículo y otra la circulación, por lo que hay personas que hacen bien las dos, el manejo y la circulación, hacen bien o mal alguna de las dos o hacen mal las dos.

Eres prudente, pues cuidado

En cualquier caso lo que dicta la sensatez, buen juicio y/o prudencia es no ponernos al volante de nuestro coche y salir a la carretera, solos y peor con toda la familia, sin estar seguros de que realmente dominamos la técnica de la conducción y conocemos y acatamos las normas de circulación.

Parece una sentencia quizá dura, pero a lo largo de muchos años por carreteras de todo el mundo y conduciendo todo tipo de vehículos, he presenciado bastantes accidentes y salvos aquellos en los que se veía una clara imprudencia temeraria, la mayoría fueron producto de una falta de dominio en el manejo del vehículo.

Estoy plenamente seguro y han coincidido conmigo muchos instructores de escuelas de conducción, que muchos accidentes se podrían haber evitado simplemente si el conductor afectado hubiera sabido frenar correctamente su vehículo. Mucho cuidado con la prudencia.

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