Actualizado 30/03/2015 12:19

Miedo a ir al médico, cómo afrontarlo

Miedo a ir al médico
Foto: THINKSTOCK Ampliar foto

Cuando llega el momento de que los niños hagan una visita al médico aparece el miedo de manera irremediable. La bata blanca, el dolor o simplemente el miedo a lo desconocido hacen que, llegado el momento, no quieran ir al pediatra o lo afronten con lágrimas y rabietas.

Así, los propios adultos, que a veces también muestran miedo a ir al médico, deben al menos intentar que la visita al médico no sea, para los más pequeños, una experiencia incómoda que asocien con lo negativo.

Iniciativa para perder el miedo al médico

La Asociación de Estudiantes de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (IFMSA) ha llevado a cabo un original proyecto con el objetivo de que los niños pierdan el miedo a ir al médico. Bajo el nombre El hospital de los ositos, este proyecto busca implicar a los más pequeños y hacerles perder el miedo reuniendo a grupos de niños de cuatro y cinco años para que visiten la Facultad de Medicina de la UCM. Allí "curarán" a sus peluches y juguetes "enfermos" y entenderán lo que los médicos intentan hacer con ellos cuando acuden a la consulta. Además, dos veces al año, en el hospital Doce de Octubre, enseñan a los niños enfermos estas mismas técnicas de curación.

Consejos para ayudar a los niños a perder el miedo a ir al médico

Para ello deben de saber que el miedo, que suele aparecer entre los seis y diez años, se puede afrontar siguiendo una serie de pautas:

1. Avisar al niño con antelación. Si un niño observa con sorpresa que su rutina habitual se cambia y ese cambio es para ir al médico, al desconcierto se sumará la dificultad para asumir tal visita inesperada e indeseada. Por eso, es importante que los padres avisen a los niños antes de ir al médico y sobre todo, nunca llevarles engañados bajo otra excusa.

2. Identificar la causa del miedo a ir al médico. El primer paso para ayudar a un niño a enfrentarse al momento de ir al médico es identificar la causa de su miedo (el dolor, el propio médico, las pruebas, etc.) y mostrar tolerancia intentando comprenderle, respetarle y así, ayudarle a superarlo.

3. Mostrar la medicina a través del juego. Aprovechando que hoy en día las nuevas tecnologías nos brindan multitud de posibilidades, los padres deben utilizar esa ventaja para que, a través de juegos interactivos en la Tablet o en el ordenador, los niños conozcan el instrumental médico, las enfermedades y las diferentes pruebas que un médico puede realizar y reducir así su incertidumbre.

4. Mantener la calma. Los niños afrontan la visita al médico con nervios. Si además observan que el adulto que les acompaña muestra una cierta inquietud, enseguida pensará que sus miedos son fundados y que algo "malo" le espera tras la puerta de la consulta del pediatra. Por eso, es importante que los padres o adultos que les acompañen sean los primeros que muestren tranquilidad siendo capaces de transmitirles esa tranquilidad a los niños.

5. Solventar las dudas y preocupaciones de los pequeños. Para eliminar el miedo que sienten los más pequeños a quedarse a solas con el médico, es necesario transmitirle cercanía. Igualmente, para afrontar el miedo al dolor los padres deberán, sobre todo, huir de la mentira, la cual solo funcionará la primera vez y hará que el niño retire su confianza. Por último, ante el miedo a lo desconocido, será beneficioso informarle previamente de todo lo que se le va a hacer con un lenguaje adecuado a su edad.

6. Transmitir una imagen positiva del médico. Al igual que pasa cuando el padre habla mal de un profesor delante de un niño, hablar en contra del médico delante de los más pequeños no hará más que empeorar su disposición. Así, el padre deberá enseñar al niño que la labor del médico es curar y que gracias a él, ese problema o ese dolor que tiene, desaparecerá. Igualmente, es importante que los padres no asocien nunca el médico con un castigo.

7. Dejar hablar a los niños. La conversación entre un niño y su pediatra persigue el objetivo de crear un vínculo de confianza permitiendo que el niño se exprese y se sienta escuchado. Sin embargo, muchas veces son los propios padres los que dificultan esta labor, anticipándose a sus hijos y contestando por ellos. Esta costumbre, poco beneficiosa, debe desaparecer para que, aunque luego el médico consulte a los padres, sea el niño en primera instancia el que hable con su médico y lo haga con total confianza.

8. Explicar la función de los médicos. Tal como hemos señalado anteriormente, el miedo a lo desconocido es uno de los problemas a los que se enfrenta el niño cuando acude a la consulta del médico. Por eso, enseñarle en qué consiste realmente su labor, explicarle las pruebas que hace y cómo se hacen y el uso del instrumental que utiliza, hará que el niño se familiarice y que, cuando acuda a la consulta, nada sea desconocido ni pueda generar, por tanto, desconfianza.

9. Enfrentarse al miedo de forma gradual. Intentar hacer desaparecer el miedo rápidamente como si de un truco de magia se tratara es un error. Lo más adecuado es enfrentarse a él de forma gradual y lúdica, entendiendo que es un proceso que depende de cada niño y podrá llevar más o menos tiempo en función de la personalidad de cada uno.

10. Intentar ir siempre al mismo pediatra. Una vez que el niño ha conseguido asociar el pediatra con alguien conocido y de confianza, será recomendable permanecer asistiendo al mismo, ya que el niño habrá ido poco a poco familiarizándose con él y es importante no romper ese progreso.

Patricia Núñez de Arenas