Actualizado 25/04/2024 09:19

El peligro de ir con prisas

El peligro de ir con prisasEl peligro de ir con prisas - ISTOCK

¿Cuántas veces nos escuchamos a los padres decir: "venga", "vamos", "date prisa", "no vamos a llegar...? ¿Alguna vez has pensado en las consecuencias que puede tener el estar constantemente metiendo prisa a los niños?

Las prisas, hoy en día, son protagonistas en muchos de los hogares, a pesar de que todos tenemos muy oído el hecho de que las prisas no son buenas. Parece que no es fácil vivir sin prisa debido a la cantidad de tareas, responsabilidades y obligaciones que se tienen. Se acaba llegando a todo, corriendo, pero se llega. Pero ¿qué precio tiene esto sobre la familia en general y sobre los padres e hijos en particular?

Consecuencias de vivir con prisa constantemente

Los niños viven en un entorno de tensión constante que, en muchas ocasiones, les provoca estar mas dispersos y faltas de atención ante las tareas. O conductas de llamada de atención, falta de capacidad para estar quietos, necesidad de mucho movimiento y ruido, así como, tono elevado al hablar con los demás o formar incorrectas en el trato con los otros. El estrés, además, invita a la posibilidad de contar con muchos conflictos padres e hijos o los propios hijos con sus iguales.

No se reflexiona sobre las consecuencias que las prisas pueden tener a nivel conductual y emocional sobre los niños, pero cada vez más se está viendo un tono muy elevado en los niños y una gran necesidad de trabajar la calma. En el momento que se baja el tono a los niños y se les proporciona ambientes tranquilos y relajados los niños manifiestan su bienestar con respuestas conductuales muy adaptadas, correctas y positivas, y verbalizaciones de equilibrio emocional y psicológico, muy llamativo.

Ideas para reducir el estrés de las prisas

¿Cómo podemos, por lo tanto, reducir el estrés de las prisas con nuestros hijos?

1. Modificar el lenguaje y el vocabulario que se utiliza

Es habitual decir constantemente expresiones del tipo: "venga, vamos que tenemos prisa", "no vamos a llegar", "corre", "vamos tarde", etc... El lenguaje a los niños les estresa mucho porque, en muchas ocasiones, se les está exigiendo hacer las cosas a un ritmo que no pueden. Además, cuando las prisas son todavía mayores y se agota el tiempo se tiende a utilizar un lenguaje muy agresivo con consecuencias emocionales que no pasan desapercibidas para los niños.

2. Aprender a organizarse mejor

Si tenemos que correr para hacer las cosas es porque o bien se están haciendo mas cosas que las que se debe o no se ha hecho una buena planificación de lo que hay que hacer con el tiempo que se cuenta. Es por ello, que es importante comenzar por planificar bien las tareas y los tiempos, comenzando con los tiempos comunes con los niños para luego seguir con los personales. Los primeros momentos para organizar con los niños serían aquellos que implican mayor tensión como suele ser las mañanas, entradas al colegio, acudir a las actividades extraescolares, momentos de tareas en casa, duchas, cenas, etc.

3. Seguir las siguientes pautas

- Seleccionar bien las actividades o tareas que se quieren hacer. No se puede llegar a todo ni hacer todo. Muchos niños tienen que elegir el tipo de actividades extraescolares que quieren hacer porque al querer hacer mucho cuentan con unas agendas muy llenas que les generan mucho estrés. 

- Saber delegar o repartir tareas: en casa las tareas suelen estar focalizadas en las mismas personas. Si se logra hacer una buena repartición de tareas entre todos habrá menos estrés acumulado en una persona y el ambiente será mucho mas relajado y distendido. 

- Hay una edad en la que los niños no tienen una correcta noción del tiempo por lo que es importante ayudarles a gestionar y organizar el tiempo con técnicas visuales. Marcando el tiempo con la aguja del reloj, un reloj de arena, una alarma o simplemente avisándoles un adulto u otro hermano.

4. Trasladar mensajes positivos

Cuando ya se ha contado con una planificación y organización más realista y ajustada a los tiempos, en aquellas circunstancias en las que haya que darse prisa porque no de tiempo, es importante hacer consciente a los niños o nosotros mismos de que la causa está en la planificación y trasladar mensajes del tipo: "en esto no te has organizado bien", "hoy no has hecho una buena planificación", etc. De tal modo, que sirva para aprender y tenerlo en cuenta para la siguiente ocasión.

5. Enseñarles a planificarse bien

No sólo les ayuda vivir con mayor control, seguridad y calma, sino que, además, fomenta en ellos unos patrones de pensamiento y cognitivos muy positivos para el aprendizaje y para la vida. Aprenden a pensar y no sólo a obedecer. Si los padres son quienes organizan y ellos sólo ejecutan no aprenden a pensar y se les anula las capacidades personales de crecer y desarrollar su pensamiento.

En conclusión, hay que tratar de no trasladar nuestras prisas a los hijos porque las consecuencias, sobre ellos, van mas allá del día a día, influye en su bienestar personal y en la calidad de vida y desarrollo personal y cognitivo que están llevando. La clave es en contar una organización realista y ajusta a las posibilidades de cada uno. Vivir en un ambiente de calma no sólo genera bienestar, sino que permite que las personas actúen con mayor eficiencia y brillen mucho más.

María Campo. Profesora universitaria y asesora pedagógica de Eduka & Nature

Te puede interesar: 

- Slow parenting, cuando las prisas no son buenas en educación

- Mañanas sin prisas, peleas, gritos y estrés: la importancia de las rutinas

Contador