Actualizado 07/08/2020 11:47

Día Internacional de la Solidaridad: pequeñas acciones diarias con las que fomentar este valor

Pequeños actos diarios pueden ayudar a fomentar la solidaridad
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La solidaridad es uno de los valores que realmente nos hacen humanos. Esa cualidad que nos hace tener empatía con aquellos que tienen una situación más difícil que la nuestra y ayudarlos a salir de este pozo es una habilidad que realmente merece nuestro elogio. Por ello cada 31 de agosto se celebra el Día Internacional de la Solidaridad para recordarnos la importancia de este valor.

Hay quienes piensan que la solidaridad requiere de grandes actos para poder promoverla. Sin embargo nada más lejos de la realidad, este valor puede ser reforzado con pequeños gestos que diariamente pueden hacer del mundo un lugar un poco mejor y empezar desde su entorno más inmediato. Un trabajo que día a día hará que la solidaridad se contagie.

Pequeños actos para fomentar la solidaridad

Como ya hemos dicho la solidaridad no tiene por qué traducirse en grandes actuaciones que cambien el mundo de forma inmediata. Día a día podemos hacer que las personas que peor lo están pasando en nuestro entorno se vean beneficiados por estos actos que aunque a priori puedan parecer muy pequeños, a ellos les puede suponer un gran cambio en sus vidas.

- Donar sangre y médula. No hace falta tener una gran fortuna para ser solidario, se puede ayudar con lo que se tiene. Donar sangre y médula son buenos ejemplos de esto ya que permite que otras personas puedan superar numerosos problemas de salud gracias a las transfusiones de este líquido. Una buena oportunidad de dar sin recibir nada a cambio y que alguien en algún lugar del mapa te estará agradeciendo sin siquiera conocer tu nombre.

- Voluntariado. Otra actividad que tampoco requiere del desembolso de ninguna cantidad de dinero para realizarse. Hay más personas de las que crees que requieren tu ayuda, desde ancianos que pasan sus días solos en residencias hasta niños en hospitales que esperan a alguien con quien jugar. Todos ellos solo requieren algo de tiempo para poder cambiar su tristeza por risas durante un momento gracias a tus labores de voluntariado.

- Donar aquello que no te pongas. Hay que admitir que en ocasiones vivimos con más ropa de la que realmente necesario y echando un rápido vistazo a nuestro armario veremos prendas que hace tiempo que no usamos y que no tenemos en mente volver a usar. Donar este vestuario que ya no nos ponemos es sin duda la mejor forma de garantizar que alguien en una mala situación pueda encontrar alguna vestimenta que ponerse cuando haga falta.

- Ceder tu asiento en el metro o autobús. Hay determinados momentos del día en las que el transporte público está lleno de gente y no todos tienen suerte de encontrar asiento, en ocasiones estas personas son ancianos o gente con problemas de salud e incluso embarazadas que tienen que quedarse de pie. Cédeles tu asiento para que puedan realizar el trayecto de forma cómoda, seguro que les alegras su viaje.

- Colabora con alguna causa. Hay muchísimas organizaciones que pretenden hacer del mundo un lugar mejor y cambiarlo desde las bases para que aquellos lugares menos favorecidos se vean ayudados por estos organismos. Sin embargo no es una labor barata: hay que comprar alimentos, construir cosas, adquirir materiales* Ayuda a estos grupos en su labor humanitaria con pequeñas donaciones.

- Asistir en un accidente. Si has tenido la desgracia de ver un accidente en donde una persona haya quedado gravemente agraviada, es una obligación avisar a las autoridades sanitarias de este suceso y solicitar una ambulancia. Mientras llega esta asistencia, puedes preguntar a los especialistas cómo ayudar para tratar de aportar tu pequeño grano de arena. Salvar vidas está al alcance de una llamada de teléfono.

- Ayudar a cruzar la calle. Hay personas a las que cruzar la calle se les hace todo un reto muy difícil de superar: ancianos, invidentes, personas con poca movilidad. Si observas algunas de estos casos ofréceles tu ayuda para que junto a ti puedan alcanzar la otra acera sin ningún tipo de problema.

- Pequeñas batidas de limpieza. Mantener la ciudad limpia es una labor en la que por desgracia no todos colaboran. Tú y los tuyos podéis dedicar algún día libre a ayudar a que vuestro lugar de residencia tenga un aspecto genial. Del mismo modo ayudar en las labores de mantenimiento de las zonas de campo también es de gran ayuda.

Damián Montero

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