Actualizado 09/07/2015 09:48

Vídeo: ¿por qué las madres nunca terminamos las tareas?

Vídeo por qué las madres no acaban las tareas
Foto: ESTHER ANDERSON/YOUTUBE Ampliar foto

Esa imagen la tenemos todos: nuestras madres siempre tenían cientos de cosas que hacer en casa. Pero lo peor es llegar a la edad adulta y darnos cuenta de que es verdad, ¡siempre hay cosas que hacer! Pero, si estamos todo el tiempo haciendo tareas, ¿por qué nunca acaban? Es muy posible que la respuesta esté en este divertido vídeo.

Una mamá se hizo exactamente la misma pregunta, y se propuso "estudiar" sus movimientos hasta descubrir qué era lo que pasaba, por qué nunca lograba acabar las tareas domésticas. Y con la respuesta es muy posible que más de una, y de dos, os sintáis identificadas: ¡ese duende!

Las tareas del hogar con niños

Y claro, por "duende" nos referimos a nuestro hijo, o hijos si tenemos más de uno. Una va quitando cosas, y aparecen como de la nada para poner más en medio. Este divertidísimo vídeo es buena muestra de ello: la mamá está metiendo la ropa en la lavadora, y su pequeña de entre uno y dos años se lo pasa "pipa" sacándola y volviéndola a poner en el suelo.

También los niños están en edad de jugar, de experimentar, de acercarse a la arena y ¡mancharse toda la ropa! Una no da abasto, ¿verdad? ¿Y qué decir de los juguetes? El orden se le enseña desde pequeños, por supuesto, pero hay momentos en los que mejor es reír, y también es cierto que con apenas un añito hay que educarles pero tampoco podemos estar todo el tiempo regañando.

El resultado es una estampa "igualita" a la del vídeo en el día a día de cualquier hogar, y no sólo con las mamás, sino también con los papás. Las casas no se ordenan y limpian solas, y el trabajo en equipo es fundamental, sobre todo cuando en la mayoría de las ocasiones los dos conciliamos con el trabajo.

Echad un vistazo al vídeo y reíos de vosotros mismos, ¿no os sentís identificados? Mirad el lado bueno: el misterio sobre por qué siempre hay tantas tareas que hacer en casa ya está resuelto, y de esta manera tan tierna. ¿Quién podría enfadarse?

Ángela R. Bonachera

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