Los niños a menudo dan mucha guerra debido a varias razones que son comunes en su desarrollo. En primer lugar, los niños tienen una gran cantidad de energía y curiosidad que a menudo los lleva a explorar y experimentar con su entorno. A medida que aprenden y descubren cosas nuevas, pueden desafiarse a sí mismos y a sus límites físicos, lo que puede ser agotador y a menudo inquietante para sus padres.