La educación de los hijos está llena de inseguridad y no pocas angustias en los padres. ¿Lo estaré haciendo bien?, ¿estoy utilizando el método adecuado?, ¿seré demasiado blando? Psicólogos y pedagogos explican que quizá restaría presión a los progenitores modificar sus expectativas: en lugar de aspirar a hacerlo todo bien, plantearse no hacerlo mal y, sobre todo, evitar los errores más dañinos a la hora de educar.