Actualizado 07/08/2020 14:32

Objetivos de la natación temprana para bebés

Natación temprana para bebés
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Los niños no están preparados para aprender a nadar hasta que cumplen 4 años, sin embargo pueden tomar contacto con el agua mucho antes. Diversos estudios han demostrado que el contacto con el agua en sus primeros meses de vida activa a los bebés y son más despiertos, atentos e independientes, se concentran mejor y crecen más. Antes de los 2 años se busca que los bebés sepan flotar para que si se caen al agua accidentalmente no se ahoguen.

La natación y la educación psicomotriz

La natación temprana influye en los siguientes aspectos de la educación psicomotriz:

- En la organización del esquema corporal, en la percepción y control del propio cuerpo, en la interiorización de las sensaciones relativas a una u otra parte del cuerpo y a la sensación de flotabilidad del mismo.

- En las conductas psicomotrices de base: en el equilibrio general, en la coordinación dinámica y en la coordinación óculo-manual.

- En las conductas perceptivo motrices, en la organización del espacio y del tiempo.

El niño tiene la experiencia de su propio cuerpo en el agua y experimenta sensaciones nuevas de equilibrio, flotación y propulsión. Se observa que los reflejos entran en juego. El gesto cobra seguridad, se hace más hábil y fácil en el terreno del juego.

La actividad en el agua favorece la educación de la respiración y una mayor coordinación motriz. Además, se fortalecen todos los músculos de su cuerpo de forma armónica, ya que la natación es uno de los deportes más completos.

Por último, durante las clases también se valen por sí mismos, pues lo normal es que sus madres no estén presentes. De este modo se consigue que el niño se esfuerce mucho más. Por otra parte, en el vestuario cada niño aprende a vestirse solo.

Objetivos de la natación temprana para tu bebé

Generales:
· Supervivencia
· Temprano desarrollo de la psicomotricidad
· Independencia de movimientos
· Iniciación a las habilidades y destrezas básicas

Cognitivos:
· Adaptación al medio
· Descubrir posibilidades de movimiento en el agua
· Diferenciación de movimientos entre unas habilidades y otras

Afectivos:
· Que el niño estableza relaciones positivas con los demás miembros del grupo
· Con el profesor
· Conceder al bebé un entorno afectivo para que disfrute con la actividad y el medio

Educativos:
· Conocimiento corporal en el agua
· Sensibilidad propioceptiva
· Sensibilidad exteroceptiva. Relaciones con el exterior
· Coordinación visión-aprehensión
· Estructuración espacio-temporal
· Coordinación óculo-manual
· Contribución a la construcción del esquema corporal
· Autonomía y capacidad de acción
· Comenzar la selección de movimientos
· Movimiento como respuesta

6 ideas para familiarizar al bebé con el agua

1. Estar prevenido. El verano se aproxima y si tienes previsto veranear cerca de un sitio con agua piensa en los peligros que acechan a tu hijo pequeño. Recuerda que saber nadar es un placer y no saber, un peligro.

2. El primer contacto con el agua. Antes que nada, acostumbra a tu hijo al agua en tu propia casa. Es un método sencillo para facilitarle su posterior aprendizaje.

3. Deja que te recomienden. Pregunta a familias amigas que hayan llevado a sus hijos más pequeños a una piscina de este tipo para que te recomienden un buen lugar.

4. Prueba antes. Antes de llevar a tu hijo a algún gimnasio puedes pedir que te dejen ver cómo se desarrolla una clase para comprobar que es el mejor sitio para él.

5. Primero flotar. No pretendas que tu hijo, antes de los 2 años, aprenda a nadar porque no tiene la fuerza suficiente. Sin embargo, sí puede aprender a flotar muy bien, ya que sus músculos y huesos no están desarrollados y no pesan tanto.

6. Una ducha final. Después de una "clase de natación" es bueno que duches a tu hijo y le laves la cara en casa, porque las piscinas tienen cloro y con el esfuerzo se suda.

Cuando lleves a tu hijo a una piscina es mejor que te quedes fuera de la clase o que optes por clases de matronación para meterte en la pisicina con tu bebé. Si quieres puedes ver lo que hacen alguna vez, pero tu hijo aprenderá más si tiene que valerse por sí solo. Y algo más difícil: Si oyes que tu hijo llora desconsoladamente porque no quiere entrar en el agua no te lances a consolarle. Deja que el monitor se las arregle. En el caso contrario, tu hijo no aprenderá nunca.

Ignacio Iturbe
Asesora: Marisa Fernández, monitora de natación y coordinadora de la piscina del gimnasio "Almirante" de Madrid.

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