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María Solano

Ganas de estudiar: ¿necesitan los niños un lugar ideal?

Comentaba el otro día con unas amigas, cada cual con sus hijos en un colegio distinto, lo mucho que se parecen entre sí las charlas de inicio de curso. Nos detuvimos en un detalle que año tras año me llama la atención: a partir de Primaria suelen hacer hincapié en la necesidad de que los niños tengan un sitio para estudiar donde estén solos, tranquilos, cómodos, siempre el mismo, bien iluminado, con luz natural.

No lo añaden, pero de alguna manera están sentando las bases para que quede plenamente justificado el suspenso si algo falla.

Y claro, pienso en la generación de mis padres y recuerdo cuántas veces le he escuchado a mi madre, ingeniera ella ahí donde la ven, comentar que hacía los deberes en la mesa camilla del cuarto de estar, brasero incluido, con el runrún de la televisión de mi abuelo de fondo, rodeada de hermanas más pequeñas y, entiendo, poco conscientes de la necesidad de silencio de la mayor, mientras su abuela hacía calceta y su madre remendaba alguna rodillera en mal estado. Pienso también en los grandes sabios de nuestra historia y me pregunto si dispusieron de sillas ergonómicas, de temperaturas nunca por debajo de 19 grados y nunca por encima de 26, porque solo así se entiende que alcanzarán aquellas cotas de conocimiento.

Lo más importante son las ganas de estudiar

Ganas de estudiar. El lugar ideal
Foto: THINKSTOCK

No digo yo que no sea importante que los niños tengan un sitio tranquilo y cómodo para estudiar. Lo que digo es que lo más importante es que tengan ganas. Porque con ganas se consigue casi todo. Y si no tenemos la suerte de que cada niño tenga su habitación suficientemente amplia como para albergar una cómoda mesa junto a la ventana, no hay problema alguno en generar un buen clima de estudio en la mesa de la cocina o en la del salón. Si son muchos en la casa, será de gran ayuda enseñar a los pequeños a estar tranquilos un rato, pintando o coloreando o jugando con su maravillosa imaginación. En el colegio lo hacen y funciona bien.


Más importante que la silla, la mesa y la luz es que los niños comprendan que son unos afortunados porque van a un colegio en el que un profesor bien preparado les manda deberes que los capacitarán mejor para el mañana.


Más importante es que aprendan a disfrutar de lo que les gusta y a no quejarse de lo que no les gusta, a valorar lo que se les da bien y a esforzarse aún más con lo que no sale a la primera.

Lo de la silla, la mesa y la ventana está muy bien, pero en realidad es bastante accesorio.

María Solano Altaba. Directora de la revista Hacer Familia

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