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ENTRE TÚ Y YO
Mónica de Aysa

Más tiempo para estar bien juntos

     

Tenemos al alcance todo tipo de estímulos e información, pero lo que cualquiera añoramos es compañía íntima. ¿No será que nos organizamos la vida como si esto no fuera así?

"Yo no creo en estas cosas, pero realmente no sabemos solucionar los problemas que hemos creado en nuestro matrimonio y necesitamos una tercera persona".

Demostrar el amor

Ningún profesional puede arreglar todos los problemas matrimoniales. Según van pasando los años, nos damos cuenta de la cantidad de problemas que surgen en la vida de los nuestros y de los que nos rodean. Los problemas económicos, de salud, los propios de las relaciones humanas, etc., nos llevan a la preocupación y en muchos casos a la angustia, que no permite vivir alegres y con la energía necesaria para hacer de la vida conyugal un modo de vida amable.

Desayunando juntos
Foto: THINKSTOCK 

Para avanzar en la dirección correcta, lo primero que necesitamos es saber en qué punto nos encontramos.


La mayoría de las personas, sean hombres o mujeres, cuando se les pregunta qué es lo que les hace sufrir, responden lo mismo: "Me siento solo. Me da la impresión de que no le importo". Y puede que eso no sea cierto, pero el amor hay que demostrarlo. No basta con darlo por sabido. Cada pareja tiene su propio estilo de vida, sus costumbres, sus modos de descansar y de relacionarse con los demás, pero en todas ellas hay un denominador común: pasan tiempo juntas. Cuando mencionamos la palabra tiempo, todos piensan: yo no tengo más tiempo. La realidad es que cinco minutos para dar los buenos días, poner un café y preguntar qué tal has dormido, no es complicado. Tres minutos para saber cómo va la mañana, creo que sólo depende de lo que nos acordemos del otro y el interés que tengamos por él. Media hora para cenar juntos sin televisión, móviles y demás maquinitas para coger juntos un poco de aliento, parece que debería de ser lo normal. Y si después de cenar podemos leer, charlar o ver juntos una película, ya terminamos el día descansando a la vez.

Digo juntos porque, en mi opinión, las personas casadas deberían procurar acostarse a la vez. Es un momento muy importante del día, en el que la compañía del otro reconforta el alma y el cuerpo. Esta pequeña pero maravillosa costumbre ha cambiado la relación de mucha gente. Es curioso cómo los novios sueñan con dormir juntos y, sin embargo, se comprometen y empiezan a no valorar algo que hasta entonces se añoraba. No es una buena costumbre que la mujer se acueste, agotada por el trabajo de dentro y fuera de casa, y el marido se quede con el ordenador hasta no se sabe qué horas. Suele provocar problemas.

Tenemos al alcance todo tipo de estímulos e información, pero lo que cualquiera añoramos es compañía íntima. ¿No será que nos organizamos la vida como si esto no fuera así?
Las personas con mayores expectativas acerca de su matrimonio, por lo general disfrutan de relaciones de mayor calidad. Es bueno plantarle cara al desdén y a la distancia emocional, pelear para que esas actitudes no tomen cuerpo, porque seremos más felices años después. Cualquier inversión, tanto a corto como a largo plazo, merece la pena en el matrimonio. Siempre producen beneficios y nos ahorran, no dinero pero sí desgastes emocionales e incluso enfermedades psicosomáticas. Cuánta gente hay por el mundo con dolores de cabeza, rigidez nucal, nudos en la espalda, hernia de hiato, úlceras, gastritis, colitis ulcerosas y hasta pérdida de oído provocado por el estrés y el dolor moral.

Muchos malestares físicos dejarían de existir si nos cuidásemos el uno al otro y a los demás como se merecen: con tiempo.

Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad