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Las señales de identidad con las que educamos en nuestra familia

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Educar no es sencillo. No hay manual de instrucciones. No hay libro de recetas. No hay varita mágica. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos, lo mejor que sabemos y con mucho amor.

A veces nos equivocamos y otras, la mayoría, acertamos. A veces las cosas se tuercen un poco y otras, la mayoría, salen bien.

La clave está en ponerle mucho amor a lo que hacemos, cuidar esos detalles que hacen que la vida sea más fácil y convertir nuestra casa en un hogar, que es algo distinto, que es sinónimo de alegría y de refugio, que es guía y norte, que es la manera de hacer familia.

1. Los gritos, sólo de alegría y para celebrar los goles.

Parece una tontería pero tan importante es lo que se dice como el cómo se dice. Si cuidamos las formas y el todo de voz, nos harán más caso y no perdemos la razón.

2. Corregir, por supuesto, pero sin herir ni hundir.

Crecer en familia, también nosotros como padres, implica darnos cuenta del error y mejorar desde ahí. Pero podemos hacerlo reforzando la autoestima.

3. Unos pocos límites claros y el resto, mucha confianza.

Si ellos ya conocen las reglas de juego y se esfuerzan por cumplirlas, debemos confiar en que elegirán bien (o que no es grave equivocarse) en eso en lo que no hay reglas.

Amor, mucho amor, porque sí, no por lo que hacemos.

Amor incondicional, no estúpido ni ciego, porque es un amor que nos hace mejores, pero sí infinito y garantizado porque eso es construir un hogar alegre.

4. Las alegrías compartidas se multiplican.

En la familia, vivimos con intensidad todo lo bueno que le pasa a cada uno, con sincera alegría, sin un ápice de envidia, porque nos hace felices la felicidad del otro.

5. Las penas compartidas son más fáciles de llevar.

La familia no hace que desaparezcan nuestros problemas ni nos puede ahorrar el dolor. Pero todo lo malo parece menos malo y más sencillo de afrontar.

6. Somos perfectamente imperfectos y no importa.

«El perfeccionismo enferma», nos decía en una ocasión Isabel Rojas Estapé. Nos somos la familia ideal, somos la real- Lo importante es el amor que le ponemos.

7. Hogar es el lugar seguro que siempre marca el norte.

Aquí guiamos y orientamos, acompañamos desde lejos, recogemos cuando caen, felicitamos y perdonamos, animamos a volver a empezar: «hacemos familia».

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