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6 razones por las que la alegría hace mucho más sencilla nuestra vida

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La alegría tiene que ser seña de identidad de nuestra familia. ¿Por qué? Porque viviremos más felices y porque haremos más felices a los demás. Y porque hay motivos. Muchos. Hay razones de sobra para el agradecimiento, incluso cuando parece que todo está saliendo del revés.

La vida es la mayor de las alegrías. Y a partir de ahí, es alegría incluso lo que no lo parece, porque si lo vivimos, es porque disfrutamos de la vida.

Si convertimos nuestro hogar en sinónimo de alegría, nos convertiremos en el lugar al que todos quieren volver, contagiaremos esta alegría a los que están a nuestro alrededor y lograremos que la vida sea más sencilla para todos.

1. Los problemas parecen menos graves.

En las familias alegres, se relativiza lo que nos ocurre y, puesto en su contexto, cualquier reto parece más sencillo de abordar. Además, nunca estamos solos.

2. Cualquier detalle es motivo de agradecimiento.

Una forma de construir la alegría ficticia sino muy real, porque es basa en valorar nuestra suerte.

3. Estar alegres nos hace sentir mejor.

Es curioso el efecto de una sonrisa. Aunque todo haya ido mal ese día, un momento de agradecimiento y alegría son suficientes para provocar un cambio radical.

4. La alegría es contagiosa y el contagio, imparable.

Vivir en un hogar alegre hace que todos los que se acercan a nosotros compartan con nosotros esa misma alegría. Nos convertimos en refugio para el prójimo próximo.

5. Siempre nos apetece volver a casa porque se está bien.

Para que nuestro hogar sea el lugar de referencia, tiene que ser muy alegre, el sitio donde nos sentimos queridos y los problemas no parecen tan grandes.

6. Nuestra casa es el lugar de encuentro para todos.

Puertas abiertas, preparados para sacar otro plato más y hacer hueco en la mesa, encantados de repartir alegría con nuestro ejemplo a los que no la tienen.

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