La ilusión en la infancia
La ilusión en la infancia - ISTOCK

Los niños sienten una ilusión natural por el entorno que les rodea. Pero como padres, tenemos que vigilar de cerca que esa búsqueda de la felicidad no se vea ahogada por un pesimismo contagioso. Porque el optimismo y el pesimismo también se aprenden.

El optimismo supone una motivación suplementaria para sembrar ilusión en la esperanza del éxito en la consecución de metas. Esta fortaleza para plantearse los retos tiene su coralario inmediato en que un niño optimista mirará a los problemas como motivo de superación e incluso se animará a buscar retos a los que no necesita enfrentarse, se ilusionará con ellos.

Al contrario, el pesimismo implica la falta de confianza en poder alcanzar logros. Con el fin de evitar el fracaso, el niño pesimista evita también intentar alcanzar la meta. Llevado al extremo, espera que los adultos actúen por él y cada vez se acomoda más en esta posición.

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¿Cómo se puede lograr que los niños sean optimistas y se ilusionen?

Como en todos los aspectos de la educación, el ejemplo de los padres es aquí fundamental para aprender a ilusionarse. Diversas investigaciones, como la llevada a cabo por el profesor Jones, demuestran que los padres optimistas aplican un modelo educativo que propicia la generación de hijos optimistas. Son padres que castigan menos y se esfuerzan más en la supervisión y en el soporte y generan un apego seguro hacia los niños.

En esta investigación se determinó que había otros aspectos decisivos vinculados con el optimismo de los padres, tales como los necesarios procesos de socialización en la etapa adulta. Así, las madres pesimistas tendían a animar a sus hijos a practicar juegos en solitario limitando sus posibilidades de relación con otros menores, sin embargo, las optimistas promovían la participación en juegos sociales.

Los profesores Orejudo y Teruel han establecido la necesidad de trabajar especialmente el optimismo en la etapa de la Educación Primaria. De sus estudios se desprende la correlación entre el éxito frente a los cambios y los problemas y la capacidad de activar metas y creencias sobre esas metas. Los niños capaces de proponerse metas y desarrollar esperanzas sobre los logros, serán más exitosos en el mañana. Al mismo tiempo, el ensayo y el error irán propiciando que aumenten sus posibilidades de enfrentar con éxito circunstancias similares.

Claves para sembrar la ilusión en los niños

1. Generar autoestima para afrontar con confianza los retos. Una autoestima sólida, bien forjada en la infancia, genera la suficiente confianza en uno mismo como para encarar y hacer frente a cualquier reto o situación complicada con ilusión. En cambio, una autoestima baja generará miedos o temores que inhibirán cualquier intento de superación o de lucha hacia delante.

2. Trasladar a los niños la sensación de apoyo incondicional. Los niños necesitan sentirse respaldados por sus padres y de este respaldo nacerá su sensación de confianza ante cualquier nuevo reto. En la infancia no importa tanto conseguir el objetivo como el hecho de haberto intentado y el esfuerzo que se ha desplegado para conseguirlo.

3. Fomentar que no tengan miedo al fracaso y que valoren la experiencia. Los padres debemos transmitir a los niños la idea de que, algunas veces, las cosas no se consiguen a la primera, y que hay que seguir intentándolo. Esta idea reducirá significamente el miedo al fracso y evitará frustraciones, sin embargo siempre albergarán la ilusión y la esperaza de conseguirlo.

María Solano

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