A veces, hacen falta unos nervios de acero para saber esperar a que nuestro hijo se vaya entrenando en hacer bien las cosas que nosotros podríamos solucionar en un minuto. Y es que tener paciencia con los hijos significa entre otras cosas, saber esperar, saber inventar en cada momento, saber rectificar cuando las circunstancias han variado y estar a punto para el cambio.