3 Errores En La Educación De Los Hijos
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Ejercer como padres no es tarea fácil, la tarea de educar va mucho más allá de proporcionarles alimento y sustento sino que incluye también el apoyo y respeto que facilite el desarrollo del menor, el establecimiento de normas y disciplina, enseñar hábitos, transmitir valores, fomentar su autonomía, etc.

Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos e intentan educarlos de la mejor manera posible, sin embargo, hay situaciones del día a día que hacen más complicada esta labor, como puede ser la falta de tiempo, el cansancio, estar preocupados por algo, el exceso de trabajo, etc, todo esto hace que no se actué de la manera más correcta para la buena educación de los hijos.

Los padres tienen una gran influencia en el comportamiento de los hijos, este comportamiento es aprendido y viene influenciado por la educación que recibieron de sus padres, pero todo lo que es aprendido se puede desaprender y modificarse.

Los 3 errores más comunes a la hora de educar a los hijos

1.  La inconsistencia. Esto significa falta de estabilidad y coherencia en las estrategias utilizadas por parte de los padres a la hora de educar a los hijos. Los padres inconsistentes modifican de manera impredecible y arbitraria las normas, las reglas y la disciplina en diferentes momentos, las consecuencias aplicadas por la infracción de la norma son diferentes cada vez. Si mandamos a nuestro hijo a la cama y este nos pregunta si puede quedarse un rato más y le decimos que no, el niño puede no aceptar la negativa. Si el niño vuelve a preguntar y presiona un poco para quedarse y finalmente le decimos que si, el niño aprende que lo único que debe hacer es seguir insistiendo y de esta forma, eventualmente, el no se convertirá en un sí. Además suele ocurrir que padre y madre actúan de forma contradictoria respecto a las normas puestas por ellos y a las consecuencias pactadas por el no cumplimiento de estas normas.

2.   Excesiva permisividad. Como pauta educativa, ejercer poco control en la conducta de sus hijos, no tener unas reglas claras y aceptar el comportamiento de los hijos hagan lo que hagan para que sean felices y no sufran, puede acarrear muchos problemas en los hijos. Los menores necesitan un ambiente estructurado con normas que les ayude a saber cómo deben comportarse, necesitan supervisión y control para sentirse seguros. La permisividad excesiva pu uede generar sentimientos de confusión y ansiedad en los menores que dificulta su desarrollo y autonomía.

3.   La rigidez. La falta de flexibilidad provoca que los padres tengan un repertorio muy limitado de estrategias educativas, pase lo que pase siempre actúan de la misma manera, no importa lo que haya hecho el niño y no hay lugar para el dialogo, "es así porque lo digo yo". Los padres que son muy rígidos no son capaces de tener en cuenta los factores contextuales en los que tiene lugar la conducta del menor, de utilizar el razonamiento o de ajustar la intensidad de la disciplina en función de la gravedad del comportamiento. Esto provoca que nuestros hijos se conviertan en personas inseguras, con baja autoestima y con poca iniciativa pues esperan que le digan lo que tiene que hacer.

Nadie nos enseña a ser padres, es algo que se va aprendiendo a medida que nos vamos enfrentando a las diferentes situaciones. Educar a nuestros hijos requiere un equilibrio que les permita pasar de la dependencia cuando son pequeños a la autonomía conforme van creciendo, potenciando de esta manera el desarrollo físico, psicológico y social de niños y adolescentes.

Artículo original escrito por la psicóloga Rocío Navarro, autora del blog Psicolari, psicología integral.

¿Por qué nos cuesta tanto pedir perdón? Si quieres saber más sobre este tema, síguenos: El perdón, artículo escrito por Rocío Navarro, psicóloga.

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