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7 motivos por los que el que más agradece es el que menos necesita

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La esencia de la felicidad: la importancia de educar en la gratitud

Educar en la gratitud es una de las tareas más importantes y transformadoras en la crianza, ofreciendo a los niños una perspectiva de vida que va más allá del materialismo y el individualismo. En una sociedad cada vez más individualista, «educar en la gratitud es una necesidad indiscutible». No se trata solo de enseñar a decir «gracias» como un mero convencionalismo, sino de cultivar una actitud profunda de aprecio por lo que se tiene y por los actos de los demás.

La gratitud actúa como un motor de bienestar emocional y social. Estudios científicos han demostrado que es una de las emociones más valiosas. El autor Giacomo Bono, en su libro «Educar en la gratitud», afirma que «en lo que a relaciones se refiere, la gratitud nos sensibiliza y nos hace más receptivos a las personas importantes en nuestras vidas…». Un niño agradecido forja mejores relaciones y desarrolla una mayor empatía.

Además de fortalecer el círculo social, la gratitud tiene un impacto directo en el carácter. En niños y adolescentes, «la gratitud está muy relacionada con la fortaleza del carácter de la espiritualidad, el amor y la valentía, y que el simple hecho de practicar la gratitud promueve la búsqueda de un propósito». Esto significa que les ayuda a ser menos caprichosos, a tolerar mejor la frustración y a centrarse en la abundancia de su vida en lugar de en la carencia.

Para los padres, es crucial predicar con el ejemplo y evitar la sobreprotección. «Evitamos ser padres helicóptero. No dejan hueco a la autonomía y fomentan el materialismo, el egocentrismo y el victimismo. Todo lo contrario a la gratitud». La gratitud, en esencia, es la clave para la felicidad y para formar individuos plenos, satisfechos y constructivos dentro de la sociedad.

7 motivos por los que el que más agradece es el que menos necesita

1 Nos damos cuenta de la suerte que tenemos.

Sentirse afortunados es una forma de necesitar menos porque valoramos más lo que ya tenemos. Cuando entendemos la vida como un don surge el agradecimiento.

2 Nos fijamos menos en lo que creemos que nos falta.

Porque nos fijamos más en lo que ya tenemos. Ser agradecidos no resuelve los problemas de lo que necesitamos, pero hace que parezcan menos problema.

3 Nos damos cuenta de cuánto nos dan los demás.

Porque el agradecimiento se vuelca con los otros, valora cada detalle y nos acerca más al prójimo, el próximo y el desconocido. Y ese agradecimiento nos llena.

4 Somos más generosos con el prójimo.

Conscientes de lo importantes que son para nosotros los gestos que los demás nos regalan, también nosotros procuramos que la vida sea mejor para ellos.

5 Valoramos los pequeños detalles de la vida.

Como las personas agradecidas se dan cuenta de esas pequeñas alegrías que les brinda el día, su vida les genera una satisfacción que les hace sentirse plenos.

6 Nos sentimos llenos, no nos agobia el vacío existencial.

Ese sentimiento de plenitud es lo contrario del que vive buena parte de la sociedad, en permanente búsqueda de una felicidad que pretenden llenar con el tener.

7 Transmitimos alegría y eso genera más alegría.

La gratitud es contagiosa porque genera alegría y la alegría engendra más alegría y allana el camino de los problemas. Necesitamos menos y somos más felices.

Lectura recomendada

Educar en la gratitudEducar en la gratitud. Cómo enseñar a apreciar lo positivo de la vida

Jeffrey J. FrohGiacomo BonoMaría José López Cebrián

Este libro presenta la gratitud como el rasgo determinante a inculcar en la personalidad de niños y jóvenes para que tengan éxito en todos los aspectos de su vida.

Si se vendiera algún nuevo medicamento para que los hijos se comportaran mejor, sacaran mejores notas y fueran más felices, muchos padres harían lo posible para adquirirlo. Aunque parezca sorprendente, existe un producto así. No se consigue en las farmacias, y está a disposición de cualquiera. Esta medicina milagro es la gratitud.

A lo largo de los últimos años, diversos estudios científicos han demostrado que la gratitud es una de las emociones y virtudes más valiosas e importantes. Los autores, especialistas en este campo, ponen a disposición de padres y educadores unas estrategias eficaces que pueden utilizarse a diario, ejemplificadas con numerosas historias reales, para que los hijos aprecien lo positivo de la vida.

Como muestran sus investigaciones, los chicos y chicas educados en la gratitud tienen una mayor autodisciplina y consiguen establecer relaciones sociales más plenas y efectivas. Con la lectura de este libro, padres y profesores serán capaces de conectar mejor con ellos para que puedan centrarse en las cosas que importan de verdad y, por consiguiente, puedan crear una sociedad más cooperativa y próspera.

«De las virtudes claves para tener éxito en la vida satisfactoria, la que con más frecuencia se olvida en el mundo de la educación es la gratitud. Los autores nos han proporcionado una valiosa guía llena de convincentes ejemplos y basada en las investigaciones más novedosas». WILLIAM DAMON, profesor de educación en la Universidad de Standford; director del Centro sobre Adolescencia de Standford.

¿Cómo puedo hacer que mis hijos sean más agradecidos? Froh y Bono, pioneros en este campo, nos señalan los principios y las estrategias prácticas que pueden usar tanto los padres, como los profesores y los propios chicos y chicas. Mi esperanza es que este libro ayude al nacimiento de la «Generación G»: jóvenes que se den cuenta
del poder transformador de la gratitud». ROBERT A. EMMONS, editor jefe de The Journal of Positive Psychology.

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