Cuarto domingo de adviento. Atentos porque hoy es el domingo del amor.
Pero la clave no solo está en amar. Sino en empezar por sabernos amados. Solo entonces, cuando nos sepamos amados, podremos nosotros amar con generosidad.
Así que contad en casa cuánto nos quiere Dios que mandó a su Hijo para salvarnos.
Contad la suerte que tenemos de ser no solo hijos de Dios sino además hechos a su imagen y semejanza.
Contad a vuestros hijos que si amamos a los demás no es simplemente porque seamos buenos, sino porque Dios está en cada una de esas personas a las que amamos: nuestros hermanos.
Ya no queda nada para el día grande. Que se note la alegría de ser cristianos.
1 Sentirse amados por Dios.
Cuando pensemos hoy en lo que significa la Navidad, nos fijamos en lo que supone que Dios nos enviara a su Hijo por amor para salvarnos.
2 Y porque nos ama, amamos.
No somos buenos por pura voluntad, menos aún por mero sentimiento. Amamos a los demás porque hemos descubierto que Dios nos ama.
3 Fíjate en los detalles.
El amor se refleja en los más pequeños detalles de la vida, en esos gestos de cariño: una sonrisa, un te quiero, un ayuda, un gesto de apoyo. Prueba hoy.