Publicado 08/08/2012 12:51

Los peligros que amenazan a los niños en época veraniega

Según la ONG Safe Kids, uno de cada cuatro niños de menos de 14 años sufre algún accidente en verano que requiere atención médica.

En EE.UU, país donde hay más datos disponibles, el 40% de las visitas de niños a emergencias se producen entre los meses de mayo y agosto, y un 42% de las muertes por accidente se dan también en época estival. Tal como asegura la misma ONG, el 90% de los accidentes podrían evitarse tomando unas simples medidas de seguridad, conociendo las amenazas veraniegas que ponen en peligro la integridad de los niños.

ACCIDENTES DURANTE EL JUEGO

Durante todo el verano, las salas de emergencia de los hospitales están repletas de niños con esguinces y roturas. Típicas lesiones estivales que son más fáciles de evitar de lo que parece si los adultos vigilan lo que hacen sus hijos.

Lo principal es saber en qué lugares están jugando los niños. Las superficies que están demasiado calientes, como el asfalto o el cemento, pueden causar quemaduras si no se cuenta con el equipo adecuado. También hay que tener cuidado con las redes y cuerdas de los campos de tenis, voleibol, o cualquier otro deporte, que pueden causar estrangulación accidental si no están instaladas correctamente.

Si los niños son pequeños lo mejor es invitarles a jugar en la hierba o, si esto no es posible, cubrir la zona de juego con alfombras, caucho o goma, materiales que reducen notablemente el riesgo de lesión en la cabeza y amortiguan el impacto de las caídas.

PICADURAS Y MORDEDURAS

Si planea pasar tiempo con los niños en el campo es recomendable no olvidar el repelente de insectos. Ya sea mediante lociones, cremas o aerosoles, los repelentes reducen de manera sustancial las picaduras de mosquitos, garrapatas, tábanos, avispas o cualquier otro insecto.

Hay dos tipos fundamentales de repelentes: aquellos que contienen DEET, un compuesto desarrollado en la Segunda Guerra Mundial por el ejército estadounidense muy habitual en todo tipo de repelentes, y aquellos que no lo tienen. Los repelentes con DEET son más agresivos para la piel. En bebés es preferible evitar el uso de este compuesto, y para el resto de niños debe usarse con moderación, pues si se usa de forma intensiva puede resultar tóxico. Los repelentes con concentraciones de DEET de entre el 10 y el 30 pueden usarse en el cuerpo, la ropa y el calzado, pero no en la cara y las manos. En cualquier caso, para niños pequeños es preferible el uso de repelentes con icaridin o aceite de eucalipto, que ahuyentan a los mosquitos de forma similar a los repelentes con bajas concentraciones de DEET y no presentan ningún peligro.

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