Actualizado 07/08/2020 13:46

Adolescentes, ¿por qué ya no hablamos el mismo idioma?

Adolescentes, qué ha cambiado en la comunicación con mis hijos
Foto: ISTOCK Ampliar foto

A todos los padres nos sucede lo mismo: en cuanto nuestros hijos se meten en la etapa adolescente, la comunicación, antes sencilla y fluida, se torna ahora en tarea harta complicada. ¿Qué sucede, acaso no hablamos el mismo idioma? Que no cunda el pánico, solo hay que cambiar de enfoque y de estrategia.

Con frecuencia se considera la adolescencia como un mal que inevitablemente hay que pasar como si de una enfermedad estuviésemos hablando. Tenemos esta sensación porque consideramos esta etapa como un proceso lleno de conflictos.

Sin embargo, si pensamos en la adolescencia como una etapa propia del aprendizaje, descubriremos aspectos muy positivos. De hecho, en este periodo los jóvenes poseen una capacidad de absorción asombrosa de nueva información y nosotros, como responsables del menor, debemos cooperar con nuestro modelo.

Conviene recordar que nuestra forma de actuar les va a servir como en el que mirarse. De ese modo, podemos considerar la adolescencia como un periodo de máximo aprendizaje de nuevos conceptos, una oportunidad para su futuro desarrollo y su independencia.

El trato con los adolescentes: ¿qué ha cambiado?

Es cierto que al llegar a la adolescencia cambian algunos elementos del escenario del trato con nuestros hijos. Para una buena comunicación es necesario empatizar con ellos, ya que es una época llena de cambios, tanto desde el punto de vista físico como cognitivo y emocional. Por todo ello, que se sientan comprendidos por sus padres es fundamental para su óptimo desarrollo.

Para comenzar a entenderlos es necesario reconocer el concepto de "duelo" que se suele generar en los padres ante la pérdida de la relación de un hijo que pasa de la infancia a la adolescencia. A partir de ese momento, los padres pasamos de ser quienes marcamos el comportamiento y la forma de pensar de los niños, a darnos cuenta de que hemos dejado de tener una influencia directa en ellos.

Para que el tránsito de la infancia a la adolescencia se desarrolle de una manera natural, es importante fomentar la autonomía y trasmitirles una idea positiva sobre la adolescencia, sin las etiquetas negativas que suele imponer la sociedad.

El bienestar y la seguridad de los adolescentes depende del acceso que tengan a las ideas y valores de sus padres, los adolescentes necesitan poder expresar sus dudas, confiar sus miedos y explorar posibilidades con un adulto que les escuche sin hacer juicios de valor y les ayude a tomar decisiones responsables.

La tolerancia a la frustración: el reto de los adolescentes

Uno de los aspectos más valiosos que podemos enseñar a un adolescente es la tolerancia a la frustración, es decir, aprender a aceptar un "no" como respuesta. Es una etapa en la que surgen infinidad de ideas, sentimientos y proyectos que al adolescente le gustaría llevar a cabo, pero cuyas consecuencias le resulta difícil calcular. Por eso, darles un "no" por respuesta les ayudará a entrenar su tolerancia a la frustración y a prepararse para un mundo que continuamente nos niega lo que deseamos cuando somos adultos.

El "no" debe ir siempre acompañado de los motivos lógicos y racionales por los que hemos decidido negarle ese proyecto al adolescente, de forma que pueda reflexionar sobre ellos y sobre las consecuencias que tendría llevarlo a cabo. Debe saber que no se le niega "porque sí", sino que porque puede ser perjudicial, bien directamente para ellos, bien para el entorno.

Es habitual que el adolescente interprete las negaciones como falta de confianza o como una actitud negativa de los padres. Resulta fundamental que esto no suceda y que el adolescente sepa y aprenda que se le niega un proyecto por unas razones lógicas y comprensibles y sobre las que puede meditar. Al mismo tiempo que se establecen los límites necesarios, el adolescente se tiene que sentir particularmente arropado y acogido por su familia, tiene que notar que cuenta con el apoyo familiar y que tenemos plena confianza en él, aunque no estemos de acuerdo en algunos proyectos concretos.

Raquel García Zubiaga. Psicóloga del Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Educación

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