Las series que se encuentran orientadas a la edad de los adolescentes son producciones que les aburren o les resultan infantiles si se comparan con las que están de moda. Entre las series de ficción que ven y las que deberían ver hay un puente muy largo.
En plena adolescencia, con las nuevas tecnologías a su favor, a los padres nos va a ser complicado elegir qué ven nuestros hijos y mucho más prohibirles que vean lo que quieren. Así que lo único que resta es fomentar en ellos el pensamiento crítico y añadirle una alta dosis de confianza en ellos.
Al final, cuando un adulto ve Juego de Tronos no va por ahí cortando cabezas en el trabajo al día siguiente. Tenemos que pensar que nuestros hijos serán capaces de hacer la misma distinción entre realidad y ficción.
Pero para ello tenemos que garantizar que han reflexionado. La mejor forma es hablar de ello. Pero en esta etapa no va a funcionar un «Hijo, hablemos seriamente sobre Juego de Tronos«. Sino más bien una charla coloquial sobre la serie que a nosotros nos permita darnos cuenta de que ya tiene bien plantada la semilla de su criterio moral, que reconoce y distingue el bien del mal. Entonces, incluso podremos sacarle partido educativo a cualquier serie en apariencia inadecuada.
¿Qué mensajes predominan en las series Teen?
1. El ensalzamiento del cuerpo y la belleza.
2. Los adolescentes ‘adultizados’.
3. El sexo y la violencia sexual.
4. La potenciación del american way of life.
5. La violencia como medio aceptable.
6. La tiranía de la moda.
Actores y personajes de las series
Lo que se consigue al colocar a un actor o actriz, rondando la treintena, en el papel de un chico o chica de dieciséis años es que los adolescentes queden descolocados en lo que a su aspecto físico se refiere. Son conscientes de que muchas de las situaciones que viven y sufren sus semejantes televisivos son meras caricaturas de la realidad.
Parece casi intrascendente pero, el hecho de que muchos de los actores que interpretan a adolescentes en las series les doblen la edad, puede resultarles chocante. Hace años esta práctica era mucho más común, como reflejan series como One Tree Hill, en la que se descubría que, durante el transcurso de las distintas temporadas, sus actores se habían casado o formado una familia.
Si bien es cierto que ahora la franja de edad de los actores de las series de adolescentes se acerca más a las de su público, todavía parecen más orientados a encarnar personajes universitarios.
Lo que se consigue al colocar a un actor o actriz, rondando la treintena, en el papel de un chico o chica de dieciséis años es que los adolescentes queden descolocados en lo que a su aspecto físico se refiere. De forma subliminal se va abriendo paso una expectativa en cuanto a su desarrollo físico que no llegará nunca.
Eso sin contar el «aspecto» en sí mismo. Aparte de si son más o menos maduros físicamente por su edad, otra pauta común -e irreal- en las series adolescentes es aquella que parece obrar su magia en la fase de casting. Todos los personajes con los que los jóvenes deberían identificarse son extremadamente atractivos y cumplen con una talla y unas medidas que no se corresponden con la realidad.
Este conjunto presenta, entonces, un lado positivo y otro negativo. El positivo es que, muchas veces estos contrastes con su realidad son tan notables que distinguen perfectamente que se trata de pura ficción. El negativo radica en que también pueden llegar a perder la conciencia y querer alcanzar ese ideal que esperan aplicar en su vida común.
Ana Cemborain
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