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De la claridad a los objetos, ¿qué ven los ojos de tu bebé?

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Durante mucho tiempo, se pensó que los recién nacidos llegaban al mundo prácticamente ciegos y no comenzaban a adquirir visión hasta mucho después del parto. Hoy en día, en cambio, se sabe que esto no es cierto. De hecho, cuando un bebé llega al mundo lo hace con el órgano de la visión desarrollado: el niño es capaz de ver, pero no de mirar fijamente, pues su sentido visual es aún muy primario.

Durante los diez primeros días de vida de un recién nacido, los bebés son capaces de percibir, principalmente, la claridad. Por ello, prácticamente todos los neonatos suelen rechazar la excesiva luminosidad.

Puntos luminosos: lo primero que ve tu bebé

Su capacidad visual les permite fijarse en un punto luminoso, pero siempre captando imágenes más o menos borrosas. Además, su distancia focal media se encuentra situada entre los 20 y 30 centímetros. Esta es la distancia aproximada a la que se encuentra la cara de su mamá cuando les amamanta.

Aunque parezca mentira, esta fase suele durar muy pocos días, ya que el nervio óptico es una de las partes del cerebro que con mayor rapidez se desarrolla en la cabecita del niño. Durante estos primeros momentos, no debemos preocuparnos si percibimos que nuestro hijo padece un poco de estrabismo pues esta afección ocasional suele ir desapareciendo por sí misma en el transcurso de los tres primeros meses.

Una auténtica revolución: así es la visión del bebé

A lo largo del primer mes de vida la visión de los recién nacidos sufre numerosos cambios. Si bien los bebés suelen nacer con una visión periférica (habilidad de ver a los lados) bastante desarrollada, esta capacidad suele ir progresando rápidamente hasta permitir que el niño enfoque en un único punto en el centro de su campo visual.

Asimismo, con un mes los niños son capaces de enfocar brevemente a objetos situados a 90 cm. Pronto aprenden, además, a seguir objetos en movimiento. En estos casos, uno de los mejores sistemas para ayudarles a practicar sus habilidades recién estrenadas consiste en mover nuestra propia cabeza de lado a lado al mismo tiempo que sostenemos a nuestro pequeño mirando hacia nosotros.

¡Llegan los contornos!

A partir de los tres meses, los más probable es que nuestro pequeño ya sea capaz de distinguir los colores. A esta edad, además, los niños ya pueden fijar su mirada durante más tiempo en los contornos de los objetos que les rodean. El interior de las formas, en cambio, aún pasan bastante desapercibidas para los pequeños.

Asimismo, los bebés son capaces de percibir claramente las figuras tridimensionales, a la vez que su coordinación ojo-cabeza se encuentra mucho más desarrollada. Precisamente por ello, no será extraño observar como nuestro pequeño gira levemente la cabeza cada vez que desee mirar algo situado a un lado u otro de propio cuerpo.

A partir de los seis meses, el niño no sólo será capaz de distinguir unas caras de otras y de reconocer a su familia sin problemas sino que, además, comenzará a realizar pequeñas distinciones entre aquellos que conoce bien y aquellas personas que le resultan desconocidas. Así, por ejemplo, cada vez que le coja en brazos una «cara» extraña no será raro que el bebé se ponga a llorar. Sin lugar a dudas, preferirá estar cerca siempre de los conocidos y tiernos rostros de sus papás.

Estimulación visual para tu bebé

Los padres podemos hacer un buen número de pequeños y sencillos ejercicios en casa que ayudarán a estimular la capacidad visual del bebé.

Así, por ejemplo, durante los primeros meses de vida del niño es bueno mostrarle grandes dibujos en blanco y negro. Tanto las barras blancas y negras alternativas, dianas o los tableros de ajedrez serán sumamente atractivos para nuestro pequeño.

Del mismo modo, debemos poner a su alcance no sólo juguetes móviles sino, intentar decantarnos por aquellos que tengan vivos colores. Y es que, si mostramos a nuestro pequeño tres juguetes distintos, uno rojo, otro azul y un último amarillo, probablemente mirará más tiempo al rojo.

La visión en color no suele desarrollarse hasta los 4 meses por lo que ante dos colores, uno apagado y otro más llamativo, el pequeño siempre se decantará por el más vivo.

Claves para entender qué ve tu bebé

1. Cuando un recién nacido fija la vista en un objeto o un rostro en concreto, no es extraño contemplar un cierto estrabismo. Si este es nuestro caso, no nos preocupemos pues la coordinación de los músculos oculares aún no es perfecta y no comenzará a estar más desarrollada hasta el tercer mes.

2. La mayoría de los neonatos suelen ser hipermétropes (el 75% para ser más exactos), es decir, sus imágenes se forman más allá de la retina por lo que su visión de cerca se ve bastante dificultada. Este pequeño defecto suele corregirse por sí solo durante la primera infancia.

3. Los neonatos son capaces de apreciar la distancia. Para comprobarlo sólo tendremos que acercar un objeto a la cara de nuestro pequeño. Rápidamente apartará la cabeza con el fin de defenderse.

4. Son muchos los bebés que, al despertar, amanecen con los ojos pegados por unas secreciones resecas. Para limpiárselas lo mejor es optar por utilizar una gasa empapada en agua esterilizada o suero fisiológico.

5. No dudes en estimular la visión de tu bebé desde el primer día. Los dibujos de alto contraste (blanco y negro, fundamentalmente) son ideales para desarrollar la capacidad visual de los niños.

Para limpiar los ojos del bebé a diario, el movimiento que debemos realizar es siempre desde el ángulo interno (donde se encuentra la glándula lagrimal), cerca de la nariz, hacia el lado externo. También es importante utilizar una gasa esterilizada para cada ojo con el fin de que, en el caso de que existiesen infecciones, éstas no se transmitan de un lado al otro.

Cristina Álvarez

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