Actividades de motricidad fina para niños
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Para adquirir una buena motricidad fina es necesario tener en cuenta los elementos implicados en la manipulación: brazo, mano, dedos, objetos, etc.; su funcionamiento y el momento madurativo adecuado para empezar a utilizarlos. En el momento de ayudar a nuestro hijo a mejorar la motricidad fina, tenemos que considerar su maduración cerebral, de la que depende la coordinación de los movimientos.

Al principio, los niños realizan movimientos globales con todo su cuerpo, hasta llegar a los más específicos, propios de la motricidad fina.

La adquisición del control corporal se consigue de la cabeza a los pies (Ley Cefalocaudal), que permite separarse del suelo hasta llegar a ponerse en pié y andar, y desde el centro del cuerpo hacia fuera (Ley Proximidistal), permitiendo a brazos y piernas que se manejen con independencia del resto del cuerpo. Los brazos pasan de movimientos globales, donde interviene toda la mano, hasta movimientos más específicos como la pinza digital, en la que el agarre se realiza con los dedos pulgar, índice y corazón.

Trabajar la motricidad fina con niños de 1 a 3 años

En primer lugar, para trabajar la motricidad fina, el niño debe utilizar las yemas de los dedos, pues proporcionan gran cantidad de información sensorial, como si fueran los "ojos de las manos".

Más tarde, para favorecer diferentes formas de prensión o agarre del objeto, que a la vez requieren una presión o fuerza distinta para realizar con el instrumento, podemos usar diferentes instrumentos como punzones, tijeras, agujas gordas para coser, esponjas, pinceles...

En este sentido, para poder adquirir un buen dominio de las manos es conveniente que estén relajadas, por lo que se recomienda juegos para manipular mucho, gesticular con ellas... para poder distinguir cuándo están tensas y cuándo relajadas. Igualmente, conviene hacer movimientos con los dedos para desinhibirlos y tomar conciencia de cada uno de ellos. Por otro lado, la disociación de las manos se irá adquiriendo poco a poco hasta llegar a utilizar una mano, mientras la otra sirve para sujetar el material sobre el que se trabaja. Estos procesos requieren una buena coordinación motora, en la que intervienen aspectos biológicos y una práctica adecuada.

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Ejercicios para mejorar la motricidad fina en los niños

1. Modelar con diferentes materiales. Por ejemplo, hacer huevos de chocolate, bolas de barro, churros de plastilina, jugar con masa de pan...

2. Recortar con las manos. Con papel de seda de colores, papel de periódico o papel higiénico, hacer tiras largas o cortas, hacer bolas, trozos pequeños... y jugar con los trozos resultantes a que llueva, a que caen las hojas de los árboles, a ducharnos, a cocinar como si fueran macarrones, etc.

3. Dibujar sin lápiz. Realizar caminos sobre arena, polvos de talco, espuma de afeitar, crema, pan rallado, etc. Se pueden hacer varios caminos (horizontales, verticales, curvos...) y hacer carreras con los dedos.

Dibujar sin lápiz

4. Jugar a abrir y cerrar cajas de diferentes tamaños, llenar y vaciar frascos con pasta, piñones, piedrecitas, bolas de corcho, legumbres..., a coger y soltar objetos... y representar acciones en cuentos y narraciones como, por ejemplo, dejar piedrecitas por un camino para no perderse como en Hansel y Gretel.

5. Realizar juego simbólico donde se conviertan en papás y mamás y doblen ropa, destapen cazuelas, sacudan el polvo, vacíen papeleras, tiendan la ropa...

6. Hacer pequeñas coreografías con canciones abriendo y cerrando las manos simultáneamente, una sí y otra no, subiendo una y bajando otra... pudiendo complicar la actividad paulatinamente como, por ejemplo, tocarse la cabeza con una mano, mientras que con la otra hace que toca la guitarra.

7. Jugar a representar escenas con los dedos como, por ejemplo, un desfile de soldados donde nuestros dedos son los soldados que marchan sobre la mesa, andar con los dedos como si fueran arañas, hormigas pequeñas, etc. Podemos incluir los brazos y simular como vuelan las gaviotas, los aviones, a ser monos, etc.

8. Dibujar en el aire siluetas con las manos y los dedos, apoyado con sonidos o efectos sonoros como montañas altas, picudas y rocosas que recortan el cielo mientras se oye el silbido del viento, o hacer que son olas del mar que se mueven suavemente con el viento.

También se pueden utilizar materiales comercializados especializados en motricidad fina como cuentas para hacer collares, pinturas de dedos normal o para pintar en la bañera, esponjas, tampones o sellos, punzones (con supervisión del adulto),  fichas de grafomotricidad, etc.

Marta Font Genovart, Psicomotricista.
Mª Fernanda Jorge Silverio, Fisioterapeuta.
Sara Valiente Rodríguez, Psicóloga.

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