Actualizado 03/04/2024 14:04

Sus primeros recuerdos: cómo favorecer la memoria de tu bebé

Así puedes favorecer la memoria de tu bebé
Así puedes favorecer la memoria de tu bebé - ISTOCK

Aunque parezca mentira, una de las mejores técnicas para favorecer la memoria de tu bebé es la propia rutina diaria. El simple hecho de acostumbrarles a seguir un horario determinado, repitiendo constantemente los mismos actos, ayuda los niños a comenzar a desarrollar su memoria en cualquiera de sus facetas.

Así, si le acostamos siempre a la misma hora y de la misma forma, cantándole esa canción de cuna infantil que tanto le tranquiliza no cabe duda que estaremos favoreciendo en gran medida que el pequeño comience a recordar mucho antes de lo que nosotros mismos imaginamos las palabras y los gestos que solemos realizar durante esos instantes.

También es importante para favorecer la memoria de tu bebé que, desde el primer día, hablemos con nuestro pequeño estableciendo con nuestras frases un sentido temporal de lo que hacemos en cada momento: "Mi niño, ¡qué guapo estás "después" del baño! O bien, "ahora" vamos a dormir la siesta para "luego" poder bajar al parque descansados". Con esta sencilla técnica estaremos permitiendo a nuestro hijo, asimilar los hecho con una mayor facilidad al conferirles un orden y un tiempo determinado en el espacio.

La memoria a los dieciocho meses

Al año y medio, nuestro hijo habrá perfeccionado hasta tal punto su capacidad de imitación que no sólo reproducirá acciones concretas sino también gestos y situaciones. De este modo, podremos observar como nuestro pequeño acuna con amor a su muñeco preferido del mismo modo que le acuna mamá cada noche.

Estas manifestaciones que tanto nos asombrarán a lo largo de esta etapa en la vida de nuestro hijo (repeticiones, imitaciones...) no son más que el fiel reflejo del desarrollo continuo de la memoria infantil. Un proceso íntimamente ligado a la propia inteligencia de nuestros hijos y que no debemos dudar en potenciar desde el primer día.

Ideas para favorecer la memoria de tu bebé

- No pensemos que la rutina puede llegar a ser aburrida para nuestro hijo. Por el contrario, no sólo le encanta sino que, casi sin darnos cuenta, le estamos ayudando a desarrollar su capacidad de evocación.

- La capacidad de imitación de los niños puede llegar a límites insospechados: gestos, actitudes, fobias, estados de ánimo... Precisamente por ello, debemos mantenernos especialmente atentos a nuestra forma de actuar habitualmente ante ellos si no deseamos que asuman, como propias, ciertas actitudes poco correctas.

- Aunque parezca mentira, la mayoría de los pequeños juegos tradicionales son especialmente buenos a la hora de ayudar a los más pequeños de la casa a desarrollar su capacidad retentiva. Así, desde el "cucú-tras-tras" hasta el más clásico "cinco lobitos" permitirán que nuestro hijo potencie de la forma más divertida su propia memoria.

- Siempre que nos sea posible, no dudemos en contar a nuestro pequeño alguna que otra historia corta. No tenemos por qué tener un gran repertorio de ellas pues a los niños las repeticiones les encantan. Además, esto nos permitirá ir comprobando si nuestro hijo es capaz o no de recordar al protagonista de la historia con sólo mencionar su nombre o qué ocurre si introducimos determinados cambios en un cuento en concreto.

- Ya desde los primeros meses de vida de nuestro hijo, no dudemos en dialogar mucho con el pequeño. Nuestros comentarios, sugerencias y descripciones ayudarán mucho más al niño a asimilar conceptos y retener experiencias que cualquier otra técnica o juego memorístico.

- Juguemos con nuestro hijo a que ponga él el final de las canciones cada vez que cantemos juntos.Así, cuando nosotros digamos "estaba el señor don...", el niño tendrá que concluir la frase diciendo: don gato. Esta pequeño truco es ideal para desarrollar la atención y memoria de los niños.

- Hagamos algunas pruebas a nuestro bebé. Como la repetición de determinados actos les asombra y maravilla, no dudemos en coger unos cuantos bloques de colores colocándolos de una determinada forma. Cuando nuestro hijo los haya desordenado, procedamos a volverlos a colocar de la misma manera. Una vez que el niño los desordene por segunda vez, ordenémos los bloques de una forma distinta... Seguramente no podremos dejar de sorprendernos con su reacción.

Los primeros recuerdos

Si nos parásemos a pensar durante unos instantes sobre cómo era nuestra vida cuando teníamos un año de edad, evidentemente no podríamos recordarlo. Por lo general, los recuerdos relacionados con esta edad tan temprana suelen desaparecer con el paso del tiempo.

Ahora bien, esto no significa que los hechos relacionados con esta edad no tengan su importancia. Aunque no nos acordemos de todas nuestras experiencias infantiles a nivel consciente, no cabe duda de que éstas se encuentran almacenadas en la memoria y continúan ejerciendo una gran influencia en nuestra vida.

Así, por ejemplo, probablemente muchos de nuestros miedos, forma de ser o preocupaciones se encuentren más relacionados con un hecho concreto de nuestra infancia de lo que nosotros mismos podríamos llegar a pensar.

Irene Gutiérrez
Asesoramiento: Lucía Herrero. Psicóloga y orientadora familiar

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